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EGIPTO

Las revueltas árabes y los partidos islamistas modifican el panorama internacional

Por Rafael GarcíaTiempo de lectura2 min
Internacional04-12-2011

Las futuras generaciones de los países árabes recordarán el 2011 como el año en que fueron liberados de sus regímenes autoritarios. La caída de los dictadores como Muamar el Gadafi, el ex-líder de Libia desde hacía 42 años; Zine el Abidine Ben Ali, expresidente de Túnez que gobernó durante 23 años; y Hosni Mubarak, antiguo líder de Egipto obligado a dimitir el 11 de febrero de 2011 tras 18 días de protestas, son ejemplos de cómo las personas pueden cambiar el curso político con el que están en desacuerdo. Los tres países siguen los mismos pasos e instauran democracias islamistas, pese a que en Occidente contempla con inseguridad este cambio en el panorama internacional.

A lo largo de la semana pasada, los egipcios abrieron las urnas para votar democráticamente al partido que entrará en el Gobierno siendo, de momento, el de los Hermanos Musulmanes el que tiene más opciones de vencer. Aunque era una agrupación prohibida durante el gobierno de Mubarak, fueron un gran apoyo para el pueblo egipcio durante toda la revuelta. En Túnez, el país que comenzó la revolución árabe también ha optado por la vía democrática y, tras las elecciones celebradas a finales de octubre, el partido Ennahda se alzó con la victoria con un 41, 47 por ciento de los votos, el equivalente a 90 de los 217 escaños que constituyen su Parlamento que se encargará de elaborar una Constitución en el plazo de un año. De los 90 escaños mencionados, 42 los ocuparan mujeres. Aunque Ennahda es de corte islamista, su líder, Rachid Ghanouchi, durante su discurso dijo que “Ennahda no va a cambiar el modo de vida. Habrá mujeres en el nuevo Gobierno que lleven o no lleven velo” haciendo referencia al velo islámico o hiyab y también lanzó una petición de ayuda cuando afirmó que están “abiertos a las inversiones de todas partes” y se comprometen “a respetar los intereses de los inversores”. Marruecos, el país árabe más cercano a España, busca también llegar a la democracia a través del partido Partido Justicia y Desarrollo (PJD). Aunque el monarca, Mohamed VI, no comparte la confianza que los marroquíes en la elección del partido, a pesar de que han prestado su lealtad en numerosas ocasiones, tendrá que elegir a uno de los representantes del partido. La democracia parece ser el modelo político que los países árabes quieren para sus gobiernos como salida a antiguas dictaduras. Son democracias jóvenes que tienen mucho camino por recorrer y que tendrán que tomar el ejemplo de los gobiernos europeos, que son los más cercanos, y adoptar las medidas necesarias para gobernar por el bien común a nivel de política interior como exterior, entre ellas la aceptación de la Declaración de los Derechos Humanos. Sin embargo, Occidente y la Unión Europa ve con recelo el cambio internacional en el que se alzan con el poder democracias islamistas. Sin embargo, aún es pronto para saber la repercusión de estos cambios. Por su parte, Jan Michiel Otto, de la Universidad de Leiden, afirma en un email, recogido por El País que “no resulta provechoso echar en el mismo saco a todos los islamistas y presentarlos como un peligro colectivo. Un islamista es alguien cuya visión de la sociedad y la política está guiada por el islam. Pero si su interpretación de este es moderada, puritana o algo intermedio, es un asunto totalmente distinto". A pesar de ello, Occidente teme que los puritanos utilicen la democracia para conseguir el poder para después negarse a la alternancia o que impongan leyes restrictivas que amenacen los derechos de la mujer, entre otras cosas.