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JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

El Papa pide a los jóvenes que no vivan en soledad su fe

Fotografía
Por LaSemana.esTiempo de lectura3 min
Sociedad21-08-2011

Tras la tormenta, llegó la calma. Tras la noche, se hizo la luz. El domingo amaneció despejado y con sol resplandeciente en el Aeródromo de Cuanto Vientos, en Madrid. Apenas quedaban restos de los daños provocados por la tormenta nocturna que interrumpió la vigilia del Papa con los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud. En el Día del Señor, la celebración religiosa pudo celebrarse sin problemas.

La imagen era espectacular. Millones de jóvenes habían pasado la noche en vela en un terreno equivalente a 48 campos de fútbol. El inmenso escenario se quedaba pequeño junto a la multitud de gente llegada de todos los rincones del mundo para asistir a la misa del Papa. Por eso, las primeras palabras de Benedicto XVI fueron dedicadas precisamente a esos jóvenes y a su vigilia. "He pensado mucho en vosotros en estas horas que no nos hemos visto. Espero que hayáis podido dormir un poco, a pesar de las inclemencias del tiempo. Seguro que en esta madrugada habréis levantado los ojos al cielo más de una vez, y no sólo los ojos, también el corazón, y esto os habrá permitido rezar. Dios saca bienes de todo", dijo nada más empezar. La celebración, a la que acudieron los Reyes de España, transcurrió sin problemas. Sólo al llegar el momento de la comunión, varios miles de personas se quedaron sin recibir a Cristo porque la tormenta de la noche del sábado había dejado inautilizadas muchas de las carpas en las que pensaba distribuirse la sagrada forma. A los jóvenes no les importó. Aunque muchos se quedaron sin comulgar, hincaron igualmente sus rodillas en el suelo para dirigir su oración a Dios. Minutos antes, el Papa les había advertido de que "seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia". "No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él", dijo. Benedicto XVI arengó así a los peregrinos de la JMJ a implicarse en la comunidad cristiana, a vivir de forma activa su fe, a dar testimonio del mensaje de Jesucristo y a hacer todo dentro de la Iglesia católica. "Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios", recalcó. El Papa adujo que "no se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás", por lo que pidió a los jóvenes que se conviertan en los nuevos discípulos de Jesucristo y, en pleno siglo XXI, recorran el mundo con el mensaje del Evangelio. "No os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios", sentenció. La participación multilingüe y multiracial volvió a ser uno de los signos distintivos de la ceremonia presidida por el Papa, en la que se habló en latín, español, inglés, francés, italiano, polaco o árabe y en la que intervinieron jóvenes de Asia, Iberoamérica, África y Europa. Al final de la misa, el Papa anunció que la próxima Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Río de Janeiro, en Brasil. Será dentro de dos años, en lugar de los tres habituales, para evitar que coincida en aquel país con la organización del Mundial de Fútbol de 2014. El relevo quedó patente con el traspaso de la Cruz de la JMJ, que durante los últimos años ha recorrido todas las diócesis de España y que ahora se marcha a Brasil para ser adorada por los jóvenes de aquella nación. El Papa Juan Pablo II la dejó como legado para las nuevas generaciones y ahora continuará con su misión en Iberoamérica.