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PORTUGAL

El primer ministro Sócrates dimite al no aprobar su plan de austeridad

Fotografía Sócrates, en una reciente visita en su país (FOTO: Gobierno de Portugal)

Sócrates, en una reciente visita en su país (FOTO: Gobierno de Portugal)

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Internacional24-03-2011

Había avisado que dimitiría si no tenía éxito. Y ha cumplido su palabra. El primer ministro de Portugal, José Sócrates, se marcha. Deja el cargo y deja al país abocado a una convocatoria anticipada de elecciones. Parece la única solución para evitar una grave crisis política que se sumaría a la económica.

La elevada deuda de Portugal ha empujado al precipicio a su gobierno. Sócrates había elaborado un programa de austeridad para acelerar el ajuste financiero. Pero no ha conseguido aprobarlo. Era el cuarto en menos de un año. Hasta ahora había recibido el apoyo de la oposición, pero las medidas anteriores habían resultado insuficientes. Esta vez, el resto de los partidos políticos han dado la espalda al Gobierno y han dejado solo a Sócrates. El Parlamento ha tumbado su plan de recortes y Sócrates ha abandonado el poder en coherencia con sus ideas. Había intentado todo para levantar al país pero no ha podido hacer más. Las consecuencias económicas no se han hecho esperar. De inmediato, la prima de riesgo se disparó por encima de los 400 puntos y comenzaron los rumores sobre un rescate financiero de la Unión Europea para tapar el agujero de su deuda. El propio Sócrates reconoció que había intentado todo para sacar el plan adelante. Acusó a la oposición de “obstruir” su mandato y de haber hecho todo lo posibles para “tirar abajo” las medidas puestas en marcha. “Desde hace varios meses, he luchado con el propósito fundamental de proteger al país de la necesidad de recurrir a la ayuda externa, para no caer en la misma situación que Grecia e Irlanda. Basta con ver lo que ha pasado en los países que recurrieron al rescate para comprender que se impusieron medidas de contención y austeridad mucho más duras”, dijo a modo de aviso ante lo que está por venir. El primer ministro dejó claro que unas elecciones anticipadas son la única solución posible, a pesar de que no podrán celebrarse antes de dos meses. A su juicio, la crisis política en la que ha caído el país “sólo puede ser resuelta por la decisión soberana de los portugueses”. Ahora tendrán que ser los ciudadanos quienes decidan con su voto el futuro que quieren para su país y las medidas que consideran más adecuadas. Pero el futuro gobierno no tendrá plena libertad, ya que la Unión Europea vigila desde Bruselas los pasos de Portugal.