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ANÁLISIS DE DEPORTES

Atentado contra la sensatez

Fotografía
Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura3 min
Deportes31-01-2010

Cuando uno estaba prácticamente convencido de que ningún dirigente deportivo, por muy incompetente que fuera, podría superar a quienes guían el destino de la FIFA, la UEFA o el mismo COI, los mandatarios de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) han desbordado por completo los niveles de ineptitud que cabe esperar de un organismo deportivo. La entidad que rige los destinos del balompié en el continente negro ha demostrado una carencia de lucidez y de sensibilidad insólitas al sancionar a la selección de Togo, víctima de un ataque terrorista que costó la vida a tres miembros de su expedición, por haberse retirado de la Copa de África después de la tragedia. Los argumentos de Issa Hayatou, presidente de la federación, y sus colegas se basan en que Togo incumplió su deber de tomar parte en el torneo debido a la interferencia de sus políticos, quienes ordenaron al equipo regresar al país tras el atentado. No hay duda de que, con arreglo a la normativa, la sanción es totalmente lícita. Sin embargo, a la percepción de cualquier ser humano que esté en sus cabales, se trata de una enorme animalada. Una brutalidad que demuestra que si, en lugar de pagar un sueldo a todos estos señores para hacer su trabajo, se pusiera un ordenador en su lugar, los resultados serían prácticamente los mismos. En la toma de decisiones, ya sea en un organismo deportivo o en uno gubernamental, hay que aplicar el sentido común tanto como la normativa. Y estos señores se han olvidado completamente del primero. Habría que ver si ellos hubieran podido presentarse a trabajar al día siguiente de haber sufrido un atentado similar. Seguramente se hubieran cogido varios meses de baja hasta superar el shock. Y, sin embargo, pretendían que los jugadores togoleses, después de ver la muerte a un palmo de distancia y perder a tres de los suyos, prosiguieran con su vida como si nada. Sancionar a quienes han padecido semejante desgracia es igual que pegarle una patada a quien yace en la carretera después de ser atropellado. Y lo peor es el argumento que utilizan. “No se debe mezclar deporte y política”. La frase que se ha extendido como una plaga a lo largo del mundo porque alguien la pronunció un día y al resto, que no les apeteció detenerse a pensar en ello, les pareció bien repetirla. Dirigentes, deportistas, aficionados,… A todos se les llena la boca al pronunciar uno de los clichés menos meditados que existen, cuando seguramente en su vida hayan dedicado dos segundos a reflexionar sobre el tema. ¿Qué es mezclar deporte con política? Seguramente algún historiador pronunciase esa frase refiriéndose a los usos interesados del deporte que hicieron Mussolini o Hitler y desde entonces no se ha revisado su significado. ¿Acaso no necesita el deporte a la política más de lo que ésta requiere del primero? Que los atletas y los organismos reciban ayudas estatales, ¿no es mezclar deporte y política? Políticos que se apuntan tantos que no son suyos siempre los ha habido, y es cierto que tales estrategias de propaganda son un tanto vergonzosas. Pero es de hipócritas proclamar que no se debe mezclar lo que lleva años unido por su propia naturaleza. Igual que hipócritas y descerebrados son los dirigentes de la CAF, quienes seguramente actúen movidos por razones extradeportivas que sólo ellos conocen. Habría que dejar de preocuparse porque deporte y política interactúen entre sí, y empezar a trabajar para que ambos se mezclen con la sensatez.