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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

La hora del Planeta

Fotografía
Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad29-03-2008

Se abre el telón. Aparecen varios lugares emblemáticos del mundo. La torre Eiffel, la ópera de Sidney, la puerta de Alcalá… Se apaga la luz. Se vuelve a abrir el telón. Y aparecen las fotografías del contraste: el antes, con el monumento iluminado; y el después, con el mismo paisaje a media luz. El resultado queda bonito. Pero ¿ha servido para algo? Los ecologistas lo llaman “La hora del Planeta”, porque dura 60 minutos y porque participan en la iniciativa más de un millar de ciudades de toda la Tierra. Es un gesto que resulta atractivo para la prensa y, en cierto modo, llamativo para la población, pero que quizás no tenga mayor repercusión que el simple testimonio del contraste fotográfico. ¿Cuánto contaminan los vuelos en avión que cada vez hay más y son más baratos? ¿Cuánto contaminan las industrias? ¿Cuánto agua se despilfarra en la agricultura y en las conducciones obsoletas de la red de saneamiento? Que un individuo apague la luz de su casa durante una hora queda en el ámbito de lo anecdótico. ¿Qué hace mientras tanto? ¿Escuchar música o navegar por Internet? El doble rasero de la ecología resulta, cuanto menos, chocante. Hagamos demagogia –aviso a la tripulación-: quizás habría que invertir esos 60 minutos a oscuras a pensar en otras escenas. Se abre el telón: varios activistas desnudos pintados de rojo denuncian el maltrato animal. Se cierra el telón: no muy lejos de ese escenario cientos de personas hacen cola en un comedor benéfico para hacerse con el bocado que le prohíbe la puñetera crisis. Se abre el telón: aparecen los obispos con un cartel en el que comparan un cachorro de lince con un bebé. Se cierra el telón: decenas de miles de parejas solicitan cada año poder adoptar el niño que no pueden tener mientras una ley permitirá el aborto libre en las primeras semanas. El hombre no puede respirar sin aire limpio, no puede vivir sin un entorno sano, no puede asegurarse un futuro esquilmando mares, acabando con las especies, abusando de los recursos, maltratando el planeta. Pero tampoco el hombre podrá realizarse como tal si entra en la política del todo vale, de olvidarse de la esencia del ser humano para deshumanizarse, cosificarse y, en definitiva, destruirse. Ese momento cómo se llamará ¿la hora de qué?