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ESTADOS UNIDOS

Obama aparca temporalmente su mensaje de cambio por la crisis económica

Fotografía
Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura5 min
Internacional09-11-2008

Barack Obama se convirtió la pasada semana en el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos y abandera una campaña con incesantes promesas de cambio. Pero, más allá de los clichés y la propaganda ¿En qué consiste el cambio que plantea Obama? Iraq y la crisis financiera parecen ser dos de los pocos frentes en los que la política de la Casa Blanca está a punto de virar.

La estrategia de la campaña de Barack Obama ha girado en estos dos últimos años en torno a una palabra: cambio. Un cambio del que mucho se ha hablado en cuanto a los gestos del nuevo presidente electo, su discurso, a que por primera vez un afroamericano aspiraba a ocupar la Casa Blanca... Pero, pese a todo, un cambio del que apenas se sabe algo. Es por ello que muchos han acusado al ahora presidente electo de haber abanderado una campaña vacía de contenidos y repleta de propaganda y clichés y dudan de que ahora Obama pueda realmente provocar una ruptura con la historia reciente de Estados Unidos. La tesis de los Obamaescépticos parece avalada por las acciones del senador por Illinois en estos primeros días tras su victoria electoral, en las que desde un primer momento se ha aparcado ese mensaje de cambio. La preocupación por la crisis, y no la ruptura en política exterior como se esperaba desde fuera, ha sido protagonista en las primeras acciones del próximo presidente. En primer lugar cabe destacar la elección de Rahm Emanuel, un político experto en finanzas que se enriqueció con operaciones en bancos de inversión durante los años 80, como jefe de Gabinete de la nueva Administración. Una designación que nada tendría de extraño de no ser porque Emanuel ha realizado en el pasado numerosos comentarios en favor de la Guerra de Iraq, una operación que ha sido duramente criticada por el propio Obama en campaña y de la que ahora se plantea una fórmula para efectuar una retirada progresiva de tropas. Además, el hecho de que Emanuel sea judío, de familia israelí, y haya combatido en la Primera Guerra de Golfo como voluntario en el Ejército hebreo no invita a pensar precisamente que la política norteamericana en Oriente Próximo vaya a dar un giro radical. Pese a todo, desde Hamas se envió un mensaje la semana pasada a la futura Administración Obama en el que se invitaba al nuevo presidente a dialogar con el partido-milicia, algo que, a vista de todos, parece imposible. Pocas caras nuevas en la nueva Administración Pero, al margen de la ideología en relaciones internacionales con la que Obama ha imprimido al nuevo Gobierno con la inclusión de Emanuel como líder, los nombramientos del nuevo Ejecutivo tampoco están respondiendo ni mucho menos a esa propuesta de cambio gritada a los cuatro vientos en campaña. Y es que, si bien Obama derrotó a Hillary en las primarias demócratas hace ya meses, lo cierto es que la mayoría de los candidatos a ocupar puestos de responsabilidad en el Gobierno se caracterizan por su cercanía a los Clinton y su participación en las dos administraciones Clinton en los 90. Tal es el caso del propio Emanuel, que ya fue consejero de Bill Clinton, Susan Rice, que suena como posible secretaria de Estado, John Podesta, líder del grupo de transición de Gobierno, o Lawrence Summers, que rechazó la semana pasada convertirse en nuevo secretario del Tesoro. Además, la primera opción de Obama para ser secretario de Defensa es Robert Gates, que ha ocupado en estos últimos años esa cartera con George W. Bush en la Presidencia y que ya fue director de la CIA en la Administración de Bush padre a principios de los 90. Iraq como único foco de cambio en política exterior Si Gates continúa como responsable de Defensa, será la persona que tendrá que diseñar los pormenores de la retirada de tropas en Iraq planteada por Obama en su campaña, una de las medidas-estrella en política exterior del nuevo presidente. Obama se comprometió en la carrera electoral a sacar a los soldados de aquel país y podría ser este frente el único cambio significativo que será capaz de cumplir en cuanto a relaciones internacionales se refiere. El senador por Illinois ha planteado un plan de retirada progresiva que pretende que así las Fuerzas de Seguridad iraquíes se hagan con el control de todo el territorio del país en un plazo relativamente corto. Obama pretende retirar una o dos brigadas mensualmente para completar la vuelta a casa de los soldados en el verano de 2010. Además, el presidente electo prometió no mantener ninguna base permanente en el país, lograr un acuerdo con los vecinos Irán, Siria y Turquía que potencie la estabilidad de Iraq y gastar más de 2.000 millones de dólares en atención a refugiados iraquíes en terceros países. Pero si el cambio en Iraq, al menos según las promesas, parece ser notable, no hay muchas esperanzas de que así sea en otros puntos del globo. Pese a lo dicho en campaña, no será muy probable ver a Obama en Cuba departiendo con Raúl Castro dado que el voto cubano exiliado de Florida ha sido una de las claves de su victoria electoral. Tampoco cambiará sustancialmente la política en torno al programa nuclear de Irán, que ya ha sido duramente criticado por Obama en televisión y debido al cual el próximo presidente no ha descartado durante la campaña la posibilidad de llevar a cabo alguna operación armada. Esfuerzos volcados en la crisis Con el mensaje de cambio de puertas afuera aparcado, Obama ha centrado sus primeros esfuerzos en preparar sus medidas contra la crisis económica. Una tarea que no se prevé fácil como simbolizó la caída de cinco puntos en Wall Street el día después de su victoria en las urnas. La propuesta de bajar los impuestos a todos los americanos con una renta anual inferior a 250.000 dólares ha hecho que los grandes empresarios duden de que las políticas de Obama vayan a favorecer sus negocios. Pese a todo, y con la lucha contra el paro como principal preocupación, Obama ha abanderado una medida centrada en las pymes que compromete a la Administración a bonificar con hasta 3.000 dólares cada nuevo puesto de trabajo creado. En el terreno más doméstico, el presidente electo se ha comprometido a destinar 175.000 dólares del fondo de rescate bancario a evitar los embargos a las familias que no puedan hacer frente a sus hipotecas en el próximo año.