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IRÁN

Ahmadineyad, la firmeza frente al enemigo occidental

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura3 min
Internacional13-07-2008

Mahmud Ahmadineyad no se fingió moderado en ningún momento. Desde el principio quiso dejar claro que su política iba a ser de firmeza frente a los que considera los mayores enemigos de Irán: Estados Unidos y el cuestionado Estado de Israel. Un repaso a su biografía, es a la de un adicto a la Revolución Jomeinista, la unión entre la política y la religión y el fervor islamista.

Ahmadineyad fue uno de los principales instructores de los Basiji, niños de 12 años que se dedicaban a limpiar los campos de minas durante la guerra de Irán contra los suníes (parece ser que se había intentado hacer con burros, pero éstos salían despavoridos por las explosiones). Los niños Basiji no tenían inconvenientes en arriesgar su vida bajo la promesa del paraíso. Además, varios periodistas de EE.UU. han señalado a Ahmadineyad como uno de los participantes en el secuestro de la Embajada estadounidense en Teherán de 1979 (donde durante casi un año mantuvieron a más de 100 rehenes). La elección de Ahmadineyad como presidente de Irán ponía fin a la etapa de presidentes reformistas (Rafsanjani, Jatami) a los que Ahmadineyad ha tachado de "prooccidentales" (es cierto que la prensa occidental los ha halagado mucho más a ellos que al actual presidente). Ahmadineyad llegó con la promesa de que no se sometería a la voluntad occidental en sus planes nucleares, promesa que ha mantenido y que le ha hecho ganarse el respeto de gran parte del pueblo iraní y el rechazo de EE.UU., que ha advertido de que no soportará por mucho tiempo las provocaciones. Todo ello hasta el punto de que algunas declaraciones de Condoleezza Rice o del propio George W. Bush podrían interpretarse como amenazas de invasión directas a Irán, algo que no hace más que reforzar la posición de Ahmadineyad. El rechazo a lo occidental por parte de Ahmadineyad desde su llegada al poder ha llegado a extremos cómicos como la prohibición de usar las palabras "pizza" o "chat" (cambiadas por "pan elástico" y "breve conversación"). Sin embargo, las declaraciones más polémicas de Ahmadineyad han sido contra el Estado de Israel. Ya como presidente ha llegado a afirmar que Israel debía ser borrado del mapa y que la nación musulmana no permitirá a su enemigo histórico vivir en su propio corazón. No obstante, la radicalidad no quita el interés de algunas declaraciones que se corresponden con la realidad: "Ellos han inventado una leyenda en la cual los judíos fueron masacrados y la pusieron por encima de Dios, las religiones y los profetas. En Occidente se le ha dado mayor significado al mito del genocidio judío, aún más que a Dios, la religión y los profetas, y se trata de manera severa con aquellos que niegan esta leyenda pero no hacen nada a aquellos que niegan a Dios, la religión y los profetas", dijo en diciembre de 2005, lo que concuerda con la legislación francesa y alemana. Pero el lado más radical de Ahmadineyad no es el del presidente sino el del líder espiritual, el ayatolá Jameini. A la muerte del legendario ayatolá Jomeini, y tras desplazar por liberal al heredero original, el ayatolá Montazeri, fue necesario enmendar la Constitución para que Ali Jamenei, un clérigo con menor rango, se convirtiese en líder supremo. En uno de sus libros, el ex presidente español José María Aznar asegura que el ayatolá Jameini le pidió ayuda para la destrucción de Estados Unidos. El líder religioso tiene poder suficiente para imponer códigos de prensa y cerrar periódicos (como el diario Bahal en 2000). Su poder es casi absoluto aunque sus apariciones públicas son mucho más escasas que las de Ahmadineyad.