Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

FÚTBOL

El Manchester recupera su hegemonía continental

Por Ángel BrizTiempo de lectura3 min
Deportes21-05-2008

Nueve años después de su último título, el Manchester United recuperó el laurel de mejor equipo de Europa. El triunfo en los penaltis contra el Chelsea supuso la culminación de una temporada en la que, liderados por un flamante Cristiano Ronaldo, los diablos rojos han dominado a nivel nacional e internacional. Por ello, muchos ya consideran al conjunto de Alex Ferguson como el mejor club del planeta.

Estaba anunciado. El Manchester United se coronó rey de Europa. Los red devils llegaron a la capital rusa con el sello de favorito por varias razones. Para empezar, contaban en sus filas con el ganador de la Bota de Oro y principal favorito para llevarse el Balón de Oro y el FIFA World Player, Cristiano Ronaldo. Otro motivo, este más en el terreno de la superstición, era la trágica leyenda urbana que se acrecienta año tras año en torno a la figura de Michael Ballack, que con esta ya lleva ocho finales perdidas en los últimos años. Pero, más allá de todo esto, el Manchester se había ganado el cartel de favorito a lo largo del año. El comienzo de la temporada fue un preludio de lo que sucedería después: un Manchester United que arrasaba con todos sus rivales en la Premier League y que en la liguilla europea se hacía temer, sobre todo en su feudo. La pareja que forman Ronaldo y Wayne Rooney se convirtió en la más rentable del mundo a mitad de temporada, con treinta goles entre ambos. Precisamente por eso se le criticó al conjunto red: por su excesiva dependencia del dúo letal. Pero el tiempo les ha quitado la razón a esos críticos. Sir Alex Ferguson ha sabido dotar al equipo de jerarquía, al combinar experiencia, juventud, rapidez, verticalidad y garra; una fusión con la que ha encontrado la fórmula del éxito. Al comienzo, este tipo de juego dejaba mucho que desear, sobre todo cuando el Arsenal, entonces líder de la liga inglesa, no daba margen de error a los que venían por detrás, con un fútbol de toque, preciso, movimientos y ajustado. Pero al Manchester no le hacía falta nada de eso, sólo un inspirado Ronaldo deambulando por todas partes del campo, con plena libertad de movimientos, y con el instinto asesino del bueno con cara de lobo, un Wayne Rooney hambriento de títulos. El resto de equipo se centró en cumplir básicamente con los requisitos indispensables para su subsistencia en el bosque de la Premier. Jugadores de talla media, como Owen Hargreaves, Michael Carric y Patrice Evra, y la fortaleza defensiva de Nemanja Vidic y Rio Ferdinand fueron suficientes para darle consistencia, regularidad y aplomo a este conjunto, que acabó consiguió su segundo entorchado liguero consecutivo tras resistir las acometidas del Chelsea y aprovechar el bache que atravesó el Arsenal. La asignatura pendiente era la Liga de Campeones. Llevaban nueve años de sequía, desde la mítica noche del Camp Nou. De ella, sólo quedaban Paul Schooles, que entonces no jugó por sanción, y Ryan Giggs. El año pasado habían caído ante el campeón Milán en semifinales, merced a un fabuloso Ricardo dos Santos, Kaká, que se llevó el Balón de Oro. Pero este año, Ronaldo tomó el relevo y desafió a todos, con grandes actuaciones europeas, como la de Lyon o su enfrentamiento, a modo de revancha, ante la Roma. El portugués no estaba por la labor de hacer una obra de caridad en tierra santa y marcó un golazo que sirvió para zanjar la eliminatoria en Italia. El Barcelona fue el que más en peligro puso el devenir de los ingleses en la Champions League, pero una obra maestra del experimentado Schooles –un golazo desde más de treinta metros– los llevó la capital moscovita, donde la estrella del crack de Madeira brilló como nunca, pese a fallar un penalti en la decisiva tanda. El Manchester venció y Ferdinand levantó al cielo una elipse plateada con dos especie de orejeras, el trofeo de campeón de Europa, que les acredita como reyes del Viejo Continente.