Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

JAPÓN

Shinzo Abe, dimite como primer ministro japonés

Por J. F. LamataTiempo de lectura1 min
Internacional16-09-2007

Poco ha durado Shinzo Abe como jefe de Gobierno del Imperio del Sol naciente. Perteneciente al Partido Liberal Demócrata (PLD), eterno grupo dirigente que lleva las riendas del país desde hace más de cinco décadas, Shinzo recogió el testigo del popular Junichiro Koizumi el premier más joven que había tenido Japón hasta entonces.

La llegada de Shinzo Abe ya produjo las primeras inquietudes cuando tras asistir a honrar a las tumbas donde están encerrados los criminales de guerra nipones de la Segunda Guerra Mundial ahorcados por un tribunal internacional -rito que han seguido todos los primeros ministros-, negó los salvajismos que se le atribuyen al Ejército japonés durante aquella guerra. Este hecho le causó graves problemas diplomáticos con Corea del Sur (territorio que, como Filipinas, Malasia, Singapur e Indochina, fue invadido por los japoneses durante la guerra). Pero la caída de Shinzo se ha debido sobre todo a las acusaciones de corrupción o imprudencia a distintos miembros de su Gobierno. La mayoría de ellos optó por dimitir tras ser acusado, como el ministro Hakuo Yanagisawa o el secretario de Estado Genichiro Sata. Otros optaron por soluciones más impresionantes como la del ministro Toshikatsu Matsuoka que, ante el estupor del país, optó por ahorcarse tras ser procesado por malversación de fondos públicos, lo que parece indicar que no veía perspectivas muy favorables a aquel proceso. A esto había que añadir la polémica surgida por la participación del Ejército japonés junto con las tropas norteamericanas en Afganistán e Iraq. Polémico porque, de acuerdo con la actual Constitución japonesa, dictada por los estadounidenses en 1947, las tropas niponas no podían actuar fuera de su país. Curiosamente, fue EE.UU. quien indujo a que el Ejército se saltara aquella norma bajo la excusa de “misión de paz” en territorio iraquí. Este hecho había provocado duros debates entre el Gobierno y la oposición. Las últimas denuncias iban dirigidas contra el propio primer ministro Shinzo Abe, al que acusaban de evasión de impuestos.