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LITERATURA

Salen a la luz las cartas del padre de Anna Frank

Por Eliane Hernández MontejoTiempo de lectura1 min
Cultura18-02-2007

Anna Frank se ha convertido, gracias a su conmovedor diario, uno de los libros más vendidos del mundo, en un símbolo de las víctimas del nazismo. Posiblemente todo el mundo haya oído hablar de ella, y se estima que son unos 25 millones de personas quienes han sufrido con Anna, a través de sus palabras, la angustia que supuso el nazismo para los judíos.

Ese relato, escrito durante los dos años que pasó escondida junto con su familia en una buhardilla de Amsterdam cercana al despacho de su padre, podría no haber existido si Otto Frank hubiera conseguido su objetivo inicial, escapar de la persecución nazi buscando refugio en Estados Unidos. Eso es, al menos, lo que ponen de manifiesto las cartas escritas por Otto Frank que han visto la luz recientemente, después de ser descubiertas en 2005 por un investigador estadounidense en una biblioteca del instituto YIVO de Investigación Judaica. Se trata de una serie compuesta por unos 80 documentos, varios de ellos cartas escritas por el padre de Anna Frank solicitando ayuda a sus amigos para conseguir visados estadounidenses para su familia, su esposa Edith, su suegra Rosa Hollander y sus hijas Margot y Anna, primero en 1938 y después, de nuevo, en 1941. A través de estos documentos se ha conocido también como trazó una ruta de huida a través de España, con el objetivo de llegar a la neutral Portugal; además de intentar obtener visados para París; y buscar como enviar a su familia a Estados Unidos o Cuba. En este último país si que llegó a obtener los correspondientes visados, aunque no se sabe si al final tuvo conocimiento de ello. Finalmente Otto Frank tuvo que permanecer en Ámsterdam junto con su familia, escondidos durante dos años hasta que fueron delatados y deportados a los campos de concentración de Auschwitz y Bergen-Belsen, en ese último fue en el que Anna Murió de tifus a los 15 años. Solo su padre sobrevivió al confinamiento, liberado en enero de 1945. Encontrando el diario de su hija a su regreso a Ámsterdam y publicándolo posteriormente en 1947.