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FÚTBOL

Eusebio, el ¬heredero¬ del ¬Dream Team¬

Por LaSemana.esTiempo de lectura3 min
Deportes17-05-2006

La victoria del Barcelona evidenció numerosos rasgos comunes con respecto al equipo que ganó en 1992 la Copa de Europa. Ahora bien, de tantos paralelismos, el más evidente es la presencia de dos de aquellos jugadores, Txiki Beguiristain y Eusebio Sacristán, en el organigrama directivo y técnico del club. El jugador de La Seca, sin duda, es el que vivió más de cerca el segundo gran título de la historia azulgrana.

Durante los últimos 30 años, la filosofía del Barça ha girado alrededor de una obsesión, marcar una época en el fútbol mundial; y una idea de fútbol alegre, creativo, arriesgado, colectivo. Alrededor de una persona, Johan Cruyff, pero las tres últimas finales, con el legado del holandés, están unidas por Eusebio Sacristán. “Yo viví siete años, una época tremenda con Johan y el concepto de ataque de este equipo quiere ser el mismo. A mí me vienen constantemente a la cabeza ideas ofensivas de aquel equipo que a Rijkaard le vienen muy bien”. A Eusebio le hicieron la falta que permitió a Koeman marcar en Wembley. También jugó cuando el Milán goleó al Barça en Atenas. Aunque sin saltar al césped, también vivió de cerca la final: el vallisoletano es la referencia de Frank Rijkaard para pedir consejo, opinión. “He aprendido tanto de Cruyff que me sé de memoria todo lo que piensa, lo que haría en cada momento”. “Las sensaciones son similares a las que vivimos en 1992. Entonces veníamos de conseguir algunos títulos, pero nos faltaba el trofeo que significaba que podíamos marcar una época. Y ahora ocurre lo mismo. En la final de Atenas se rompió la dinámica del club. Él éxito lo habría cambiado todo, pero desde entonces en Europa no habíamos vuelto a la altura que merecemos. Este equipo supone la continuidad de la filosofía, del estilo de Johan”. El Barça, en muchos aspectos más que un club, también marca la diferencia en la organización del equipo técnico. “Aquí no funciona el esquema tradicional. Cuando era jugador, sabíamos que Johan consensuaba muchas cosas con Charly Rexach y Tony Bruins. Ahora la situación es muy parecida. Frank es muy abierto e inteligente, deja aportar cosas a todos. Pero no le vale cualquier cosa, si no le dices cosas válidas no te hace caso. Él toma las decisiones, pero todos exponemos nuestras ideas. Nuestro funcionamiento es bastante espontáneo pero no hay una organización estricta, a Frank no le apetece”. El Barça lleva los genes de Cruyff, pero nació el invierno de 2005, cuando cayó eliminado por el Chelsea. “Los conceptos de ataque son los mismos. Extremos abiertos, posesión de balón en campo contrario, velocidad de circulación... Pero el planteamiento también pasa ahora por buscar más el equilibrio, más presión desde el campo contrario. Y estar siempre muy juntos. A partir de ahí nace el desarrollo ofensivo. La eliminación nos sirvió para ir mejorando. Un equipo tiene que estar en constante evolución, y sólo se puede crecer como equipo si se corrigen los errores. Y no creo que esto sea una traición al romanticismo del dream team. Jugamos de una manera más controlada, pero con la misma idea”. Como entonces, en los años de Michael Laudrup, Romario da Souza y Hristo Stoichkov, la plantilla cuenta con los mejores futbolistas del momento, con figuras que supeditan su brillo al juego colectivo. “El funcionamiento colectivo hace que haya mayor compromiso y les obliga a un mayor rendimiento. Es una contraprestación: su compromiso genera un mejor equipo y así ellos logran más reconocimiento como mejores del mundo”.