Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

FRANCIA

La Asamblea Nacional vota una moción de censura contra el Gobierno

Por Salva Martínez Más. PARÍSTiempo de lectura3 min
Internacional14-05-2006

No fue parca, la semana pasada, en ese tipo de revelaciones hechas por los medios de comunicación que incomodan como nada a los hombres que ocupan las instituciones políticas francesas. En este clima de importante descrédito del presidente francés, Jacques Chirac, y de su primer ministro, Domique de Villepin, el Gobierno hace frente esta semana a una moción de censura.

Sin probabilidad de error se puede afirmar que la intención de la oposición de desbancar a De Villepin de su cargo, se quedará en eso, una mera intención. La mayoría que presenta en la Asamblea Nacional, el partido gubernamental, la Unión por un Movimiento Popular, UMP, es más que suficiente para vencer en la moción de censura propuesta por el Partido Socialista Francés, PSF. Pero la estrategia del PSF consiste en poner el acento en un supuesto “divorcio existente entre el poder y los franceses que se ha consumado por la implicación del Ejecutivo en el tenebroso Caso Clearstream”. No es la primera ocasión en que ese divorcio ha podido consumarse pues la oposición repite por tercera vez la deposición y el voto de una moción de censura desde que De Villepin llegó a finales de mayo de 2005 al Hotel de Matignon, la residencia del primer ministro. Según opina Frédéric David, de IFOP, el instituto responsable del sondeo sobre opinión pública francesa del que da cuenta cada mes la revista Paris Match, “el Caso Clearstream es demasiado complicado”. Razón por la cual el affaire “está el undécimo en la lista de los asuntos sobre los que hablan los franceses”, según David. No ocurre lo mismo con la esfera política y mediática, donde Clearstream parece monopolizar toda la atención. El caso en cuestión llevó al presidente francés a intervenir públicamente el miércoles pasado para declarar, una vez más, que confía en el Gobierno de Dominique de Villepin. Al mismo tiempo, Chirac quiso en su intervención poner fin al conjunto de revelaciones que le ponen en entredicho a él y a su premier ministro y presumible delfín para las elecciones presidenciales de 2007. “La República, no es la dictadura del rumor, ni la dictadura de la calumnia”, dijo haciendo alusión, tal vez, a las revelaciones del semanario satírico Le Cannard Enchaîné que acusaban al presidente francés de tener una cuenta con 300 millones de francos -el ingreso data de antes del euro- en Japón. Nuevas revelaciones No por esas sino por otras revelaciones, Le Cannard Enchaîné se aunó al rotativo Le Monde dando a conocer más detalles a cerca del caso Clearstream. La investigación que pretende esclarecer quién o quiénes están detrás de la manipulación de la lista de personas sospechosas de haber utilizado cuentas en la sociedad financiera que da nombre al caso para cobrar comisiones, y entre las que se encuentra Nicolás Sarkozy, el principal candidato de la derecha para las elecciones de 2007. Si Le Cannard Enchaîné publicaba el nombre de la posible fuente de las falsas listas, el vicepresidente del consorcio EADS y persona cercana a De Villepin, Jean-Louis Gergorin; Le Monde volvía a dar cuenta del material que emplean los jueces que investigan el caso. En su edición del pasado viernes este periódico imprimía parte de las anotaciones personales del general Rondot, el espía al que De Villepin encargó investigar -diciendo que las órdenes venían de arriba- la lista de cuentas falsas que contenían el nombre de su adversario político, Nicolás Sarkozy. Lejos de que el caso se cierre, el último día de la semana pasada, Le journal du Dimanche publicaba una entrevista en exclusiva con Rondot. En ese encuentro con el periódico dominical, el general asegura que el responsable de la “maquinación” es el vicepresidente de EADS. Sobre De Villepin, Rondot cree que “actuaba en todo momento de buena fe”. Los jueces Jean-Marie d'Huy y Henri Pons establecerán la verdad llegado el momento, pero por lo pronto es Jean-Louis Gergorin, a diferencia del premier ministro, quien ha abandonado su cargo para preparar su defensa.