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IRAQ

Iraq, un año después del traspaso

Por Álvaro LealTiempo de lectura4 min
Internacional03-07-2005

El recorrido político hacia la formación de un nuevo gobierno y una nueva constitución ha contado con el apoyo estadounidense que muchas veces ha incomodado a los iraquíes. Esto se ha traducido en más ataques de la insurgencia y de los terroristas.

Dos días antes de lo programado, el 28 de junio de 2004, y por razones de seguridad, Iyad Alaui, recibió el poder de manos del jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición estadounidense (CPA). Alaui al frente del gobierno provisional programó medidas urgentes para la seguridad del país y la celebración de elecciones en enero de 2005. El informe Butler británico señaló entonces que Sadam no tenía armas de destrucción masiva. En Estados Unidos se descartaría definitivamente la existencia de las armas a principios de octubre, sin embargo George Bush alegó que había un riesgo real de que Sadam facilitara armas de destrucción masiva a redes terroristas. Pese a las previsiones de Estados Unidos de una salida paulatina del terreno, el presidente Bush aprobó llegar hasta 150.000 efectivos para garantizar la seguridad de las elecciones, más de los que invadieron el país en marzo del 2003. Pese a ello, la violencia que ya retrasó una reunión encargada de designar un Consejo Nacional interino, amenazaba, esta vez, un retraso en las elecciones generales iraquíes de enero de 2005. Las elecciones se celebraron a pesar de la violencia, con una gran respuesta popular. En ellas, los chiíes de la AIU en las elecciones obtuvieron el 48 por ciento de los votos. Ibrahim Yafari pasó de ser vicepresidente del Gobierno interino a primer ministro. La Presidencia fue para el Kurdo Yalal Talabani. El Gobierno al completo se presentó a primeros de mayo. Desde entonces su prioridad es controlar la violencia y establecer las bases plurales de una nueva constitución. Las discrepancias entre chiíes y suníes se están sobrellevando pero en algún momento crítico se temió por una guerra civil. La formación de tropas permitió reformas posteriores en la seguridad del país. Faluya se convirtió en el mayor símbolo de la resistencia. Esta ciudad dio muchas dificultades a EE.UU., ya que es el refugio de grupos terroristas, entre ellos el de Abu Musab al Zarqawi, presunto jefe de Al Qaeda en Iraq y hombre por cuya captura se ofrecen 25 millones de dólares. En abril una primera incursión no fue completada, sin embargo, en noviembre una cruenta ofensiva que dejó numerosos daños a la población civil levantó la indignación mundial. Muchas operaciones fueron realizadas con apoyo de las tropas de Reino Unido, sobre todo en el llamado triángulo suní. Entre ellas la operación limpiar Mosul, la operación relámpago y las operaciones Lanza y Daga fueron las más importantes. Un episodio muy repetido fue la toma de rehenes con fines políticos o simplemente reivindicativos y su frecuente asesinato, grabado y retransmitido en TV o Internet. Los secuestrados fueron objetivo de las distintas facciones de la insurgencia. Cerca de 200 extranjeros fueron tomados y 30 de ellos asesinados por diferentes grupos. Esto hizo plantearse la retirada de tropas a algunos países aunque la mayoría permaneció firme ante las exigencias terroristas. Se produjeron varias conferencias internacionales, para revisar la situación en el país, legitimar a las autoridades iraquíes y ayudar al correcto desarrollo de sus instituciones y constitución. Estas cumbres siempre tuvieron la violencia de fondo y pocas consecuencias reales, salvo algunas ayudas, sobre todo militares y la apertura de la diplomacia iraquí. Actualmente Bagdad mantiene relaciones diplomáticas con más de 40 países, incluidos antiguos enemigos como Irán y Kuwait y muchos países siguen dando entrada a sus embajadores.