Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

El Protocolo de Kioto entra en vigor sin Estados Unidos

Por Patricia de PabloTiempo de lectura2 min
Sociedad16-02-2005

Trece años después de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, donde se pidió una estrategia global para los desacuerdos medioambientales en el mundo, ha entrado en vigor uno de los instrumentos básicos de esta estrategia: el Protocolo de Kioto. Su objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.

La firma de 141 países, entre los que no se encuentran Estados Unidos, Australia, Liechtenstein y Mónaco, ha permitido que el pasado 16 de febrero se ratificara el proyecto iniciado en 1992. El Protoclo de Kioto obliga a sus firmantes a reducir en un 5,2 por ciento las emisiones a la atmósfera de los gases que provocan el efecto invernadero: el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el hidrofluocarbono, el perfluorocarbono y el hexafluorocarbono de azufre. Los expertos aseguran que con la reducción de estos gases quedará controlado en gran parte, el impacto del efecto con mayor implicación en el calentamiento global de la Tierra. Sin embargo, el éxito del protocolo será relativo ya que Estados Unidos persiste en la negativa a firmarlo. Entre los países que sí se someterán a los requisitos de Kioto están los 25 miembros de la Unión Europea y Rusia, cuya adhesión el pasado mes de noviembre desencadenó la entrada en vigor del Protocolo. Otros países en desarrollo, como La India o China, no están obligados a reducir emisiones, pero se han comprometido con el Protocolo de Kioto. Según el texto del Protocolo de Kioto cada uno de los países firmantes debe alcanzar un objetivo distinto. A la Unión Europea, por ejemplo, le corresponde una reducción del 8 por ciento, a los 15 países que lo ratificaron antes del 1 de mayo de 2004. Pero los números están muy lejos de la realidad. España supera ya en un 40 por ciento las emisiones que producía hace 15 años y el propio Ministerio de Medio Ambiente ha advertido de las graves consecuencias que tendrá el cambio climático sobre la Península. Una de las características más criticadas de este Protocolo es que los países podrán comprar o vender su cuota de emisión de gases. Esto permitirá vender sus excedentes o comprar a terceros sus emisiones si las sobrepasan. El Protocolo de Kioto, negociado en 1997 en la ciudad japonesa que le da nombre, se ha encontrado con numerosos obstáculos. En 2001, por ejemplo, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció que su país no ratificaría el instrumento por el bien de la competitividad de sus empresas. A ello se sumó la accidentada decena de Conferencias de las Partes, donde los países debieron acordar reglas concretas para reducir efectivamente las emisiones de gases, y Auatralia anunció que tampoco ratificaría el compromiso. La negativa de estos países dejaba la viabilidad de Kioto en manos de Rusia, debido a que el protocolo señalaba que sólo entraría en vigor si era ratificado por 55 países. Además, estos países debían suponer el 55 por ciento de las emisiones contaminantes.