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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Dragones

Fotografía
Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión27-02-2005

“Tal vez, el dragón no sea sino una princesa que espera vernos, una sola vez, hermosos y valientes”. Así le animaba Rainer María Rilke al joven poeta que le escribió, una vez, con incertidumbre sobre la calidad de sus poemas. “La fuerza de un hombre está en su tensión hacia su opción fundamental”, me reveló, una vez, un sabio profesor de antropología filosófica. Cuántas veces, me pregunto yo, nuestra opción fundamental, nuestra vocación, nuestra princesa, aguarda detrás de un ilusorio dragón que caerá derrotado por un noble gesto que despleguemos en la batalla. Un solo gesto augura la victoria. Un solo gesto la acerca. Un solo gesto la conquista. Es cierto: es suma de infinitos gestos vistos al final de los tiempos; pero, aquí y ahora, cada vez, un solo gesto, hermoso y valiente. Demasiadas veces huimos del dragón. Guardamos la casa, la seguridad y las riquezas con la esperanza de que otro caballero, otro guerrero, otro campeón, salve nuestra hacienda o pierda su vida en el intento. Celebramos, gustosos, sus victorias; incluso las pagamos con nuestro aplauso o dinero. También criticamos sus derrotas, al tiempo que buscamos, lejos de nuestra hacienda, un nuevo héroe anónimo o ajeno. Mientras, buscamos nuestra felicidad de madera, ladrillos o metales nobles sin acudir a la batalla. Pero la otra felicidad, la verdadera, se escapa. Tal vez porque la felicidad, apunta Nietzsche, es mujer, y no puede encontrarla quien la busca; sino quien la conquista lidiando en más alta batalla. El caballero que corrió hacia el dragón, sin embargo, siempre conquista a su princesa. Las apariencias, las malas lenguas y los ojos del oro y los ladrillos, dirán que, muerto en la batalla, perdió. Pero él se sabe victorioso aún en la derrota y la muerta. Su victoria es definitiva. Su ganancia, sin medida. Su felicidad, eterna. Su princesa, la más hermosa. Todo porque una sola vez, frente a su dragón más temido, supo presentarse hermoso y valiente.