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APUNTES DE BANQUILLO

Sólo hay un camino

Fotografía
Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes04-07-2004

Cada año por estas fechas, las tertulias ciclistas no tienen otro tema de conversación: ¿quién será capaz de ponerle el cascabel a Lance Armstrong en el Tour de Francia? Es el momento de la verdad para los corredores que se juegan la temporada a una carta en la Grande Boucle. Sin embargo, la guerra de marcajes entre los favoritos puede restar espectáculo –que no interés– a la carrera más prestigiosa del mundo. En ese sentido, puede llegar a ser secundario incluso el recorrido, a pesar del bombo que se ha dado a la cronoescalada de Alpe d’Huez. Como no puede ser de otra manera, en estas batallas todo cambia para que todo siga igual. Tanto más que el enésimo esfuerzo de los rivales del estadounidense, con Jan Ullrich al frente, la novedad más destacada es el arranque de valentía de Roberto Heras. El bejarano, posiblemente el mejor escalador del mundo, puede ser el gran animador de la carrera en la montaña, aunque tiene en su contra el amplio conocimiento que de él tienen Armstrong y sus ex compañeros, ahora con Chechu Rubiera a la cabeza. En el Tour no hay sorpresas, todo está planificado al milímetro y no hay margen para el error. Pero no es una circunstancia que pille de sorpresa para Armstrong, que ya vio cómo su amigo Tyler Hamilton –ahora a las órdenes de Álvaro Pino como jefe de filas del Phonak suizo, y en condiciones de convertirse en uno de los tapados de la carrera– lo dejó plantado hace tres temporadas y, sin embargo, se rehizo perfectamente. Algo más de experiencia tienen el flamante campeón de España, Francisco Mancebo, y el prometedor Iban Mayo –que ya le mojó la oreja a Armstrong en la reciente Dauphiné Libéré, aunque no se pueda considerar como un precedente–. En ausencia de Joseba Beloki, que ha visto cómo los problemas de asma –y las dificultades para poder medicarse en Francia– lo han obligado a marcarse como objetivo la Vuelta a España, y a expensas de la llegada de una nueva hornada de jóvenes valores como Alejandro Valverde y Damiano Cunego, el corredor de Euskaltel se presenta como la referencia más fiable entre los españoles. Pero necesitan ser ambiciosos, incluso a riesgo de sufrir una pájara y que uno de sus archirrivales –incluso el eterno aspirante, Jan Ulrrich, por qué no– se lleve el jersey oro que vale, el que se viste en los Campos Elíseos de París. Es la manera, no hay más, de echar abajo los planes de Lance Armstrong.