SIN CONCESIONES
Mentiras sobre mentiras
Por Pablo A. Iglesias5 min
Opinión21-09-2017
El tiempo pasa muy rápido y pronto no recordaremos la mitad de las tonterías y falacias que el independentismo suelta estos días. Pero el daño causado tardará años en revertirse. Lo llaman democracia y no lo es, pues en realidad se refieren a un golpe al Estado de derecho. Presumen de mayoría social cuando jamás han logrado el respaldo de la mitad de los catalanes, ni en las urnas ni siquiera en las encuestas. Encumbran el derecho a votar como el bien supremo de una sociedad pero olvidan que Hitler obtuvo el poder mediante elecciones y cometió el mayor genocidio de Europa. Idolatran el derecho a votar pisoteando otros derechos fundamentales y el marco jurídico que desde 1978 concede el sufragio. Reivindican su libertad de expresión a la vez que retiran la palabra a la oposición en el Parlamento autonómico y apartan sus banderas españolas. Denuncian un estado de excepción en Cataluña pero por la noche van en paz al Camp Nou a disfrutar del fútbol y pasean libremente por la La Rambla de Barcelona.
Denuncian un estado de excepción en Cataluña pero por la noche van en paz al Camp Nou
La primera víctima de este disparatado desafío independentista fue la verdad. Hace años que la verdad murió en Cataluña porque los poderes políticos han impuesto el relato de la mentira y el engaño a la ciudadanía. La verdad no existe y, si alguien la abandera, es vilipendiado por desleal, como le ha pasado a El Periódico tras los atentados yihadistas de agosto. La paranoia es tal que aún sostienen que tras la secesión seguirán dentro de la Unión Europea pese a que Bruselas ha advertido lo contrario decenas de ocasiones. Afirman que el Derecho Internacional ampara su autodeterminación a pesar de que Naciones Unidos sólo la contempla en el caso de colonias. Reivindican un falso derecho a decidir con una constitución transitoria que niega ese mismo derecho en la nueva república que sueñan instaurar. Auguran mayor prosperidad económica pero desde 2012 han necesitado 60.000 millones del Estado para evitar la quiebra. Repiten con insistencia que "España nos roba" pero era la familia Pujol la que se llevaba millones de euros a Suiza. Protestan por falta de financiación y resulta que la Comunidad de Madrid aporta casi el doble que Cataluña a la solidaridad nacional.
Repiten que "España nos roba" pero la familia Pujol se llevaba millones a SuizaA medida que aumenta el disparate secesionista, crece la demanda de una solución política. Debe de ser que cada vez se sienten más arrinconados por la ley y cada día que pasan tienen mayor miedo a las consecuencias de violentar el Estado de derecho. Hablan de conflicto pero es un desafío. No hay una disputa entre dos bandos. Sólo hay una panda de temerarios e irresponsables que se salta las normas de convivencia para imponer a los demás su quimera. El Estado de derecho únicamente actúa en consecuencia, como con cualquier otro delito. Los independentistas llaman represión policial a los registros ordenados por un juez normal y corriente de Barcelona. Denuncian la existencia de presos políticos en Cataluña y previamente han sido incapaces de condenar lo que Venezuela hace con opositores como Leopoldo López. Y dicen sentirse violentados los mismos que llevan como estrella invitada a sus manifestaciones al terrorista de ETA Arnaldo Otegi.
Hablan de conflicto pero es un desafío. No hay una disputa entre dos bandos
La mentira independentista resulta tan infame y tan exagerada que harían falta cientos de enciclopedias con sus correspondientes volúmenes para recoger todas las falsedades con las que engañan al pueblo catalán. A través de la mentira sembraron primero el odio a Madrid, después al resto de España y finalmente hacia los catalanes que no son independentistas. Quienes se oponen al referéndum ilegal del 1 de octubre, como los concejales de PSC, PP y Ciudadanos en Lleida, son hostigados con panfletos que recuerdan al holocausto judío y al señalamiento del diferente que entonces protagonizaron los nazis. Inoculado el odio y arengadas las ordas separatistas, exigen atender su demanda porque el problema "ya no es político, es social". Menudo valor y menudo insulto a la inteligencia. Es como si el mismo pirómano que prende fuego al monte y lo extiende con gasolina después reclama a las autoridades un indulto y una indemnización compensatoria por el exceso de hectáreas quemadas.
Primero sembraron odio a Madrid y finalmente hacia los catalanes no independentistas
Si la violencia de género es terrorismo machista, lo de la Generalitat sin duda es terrorismo institucional. No debe quedar impune y no puede salir gratis. Los políticos que han quebrado la convivencia y desafiado al Estado de derecho deben pagar como cualquier otro delincuente. La ley ha empezado a actuar y, a medida que avance el proceso, caerá sobre ellos la losa de la Justicia. Después de años exigiendo el fin de aforamientos y privilegios para los diputados, que nadie se escandalice ahora por que un juez envía a la Guardia Civil a registrar despachos oficiales. Ya lo hizo la Policía en la sede nacional del PP. Iñaki Urdangarín e Ignacio González son otros ejemplos. En menor medida, incluso Mariano Rajoy, con su reciente declaración como testigo en el juicio por el caso Gürtel. Aquí nadie se libra y nadie debe librarse. No es represión ni centralismo. Es cuestión de igualdad, de respeto a las normas y de separación de poderes. De esto va una buena democracia.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito