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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Pensando en el 2-O

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España18-09-2017

La historia reciente de España acumula tantos precedentes que resulta hasta temerario no tenerlos en cuenta ahora que el dinosaurio nacionalista vuelve de donde nunca se fue. No hace tanto del PNV y su plan Ibarretxe. El Estado no cedió, el lehendakari llegó hasta el Congreso a defender su iniciativa y perdió. Aquella respuesta se entendió legal y democrática porque entonces nadie se cuestionaba la democracia representativa. Ahora es necesario emplear mucho tiempo en explicar que un referéndum no tiene por qué ser más legítimo que el voto de 350 señores, pues ocupan su escaño precisamente porque lo han decidido millones de personas. Luego el PNV pagó su aventura en las urnas y perdió el poder en Euskadi después de varias décadas de hegemonía. Tomaron nota y hoy los herederos de Sabino Arana están liderados por un tipo como Iñigo Urkullu, nacionalista también, independentista según cuadre, pero que ha dado la espalda al PdeCat, su equivalente en la derecha burguesa periférica.

Los nacionalistas catalanes, en cambio, han visto cómo su plan de ruptura les ha llevado a una sangría de votos que hoy les desalojaría del poder en favor de ERC. Las señales se vieron venir hace tiempo, pero no tomaron nota. Huyeron hacia delante. Hoy los herederos de Pujol están liderados por un tipo como Puigdemont en manos de los antisistema de las CUP. Han tenido que cambiar hasta de nombre, manchados por la corrupción de la que dicen que salvarán a los ciudadanos en su Cataluña independiente. Esta comparación viene a cuento porque durante el tiempo que duró el raca raca del plan Ibarretxe crecieron en el País Vasco las opiniones en favor de la independencia. Pero el año pasado, tras un largo periodo de gobierno del PSE y nacionalismo tranquilo, ese sentimiento presentó los datos más bajos desde 1998. Y no ha pasado nada. Incluso ETA ha dejado las armas asfixiada por el acoso policial. Siguiendo el camino contrario, CiU fagocitó una Diada multitudinaria en 2012 y desde entonces no se ha bajado del burro de la independencia.

Y ahora los indicadores dicen que ha crecido el número de catalanes partidarios de romper con España. La situación obliga a preguntarse entonces qué va a antes, si el huevo o la gallina. Es decir, si son los políticos los que generan necesidades a través de las instituciones, incluyendo medios de comunicación, o son los ciudadanos los que llevan a sus políticos a atender sus demandas. Sirva este ejemplo para encarar el 2-O. Muchos dicen que no quedará más opción que negociar, algo harto difícil con quien tiene la ruptura como punto de partida. El pulso entre el Estado y los independentistas catalanes se ha instalado en una lógica perversa: el Estado no tiene que ejercer su papel, sino medir bien sus pasos para no caer en sus provocaciones, que son muchas. La batalla por tanto no está tanto en el cumplimiento de la Ley, sino en salir guapo en la portada del periódico. Es la lógica de la fábrica de independentistas que se desmonta fácilmente viendo a los portadores de la estelada fundiéndose en efusivos abrazos con el terrorista Otegi por las calles de Barcelona. El atentado de Hipercor también fue culpa de Madrit.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio