SIN CONCESIONES
Larga oposición
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión03-10-2004
Una larga oposición. Este es el futuro que le espera a Mariano Rajoy. El nuevo presidente del PP perdió la mejor oportunidad para llegar al Gobierno. Todo hace prever que ahora tendrá que esperar. Incluso es bastante probable que nunca lo consiga. El PP no puede permitirse otra derrota electoral en 2008. Si Rajoy pierde, no tendrá otro remedio que dimitir. No lo hizo en marzo porque el partido habría estallado en mil pedazos. Si pierde en cuatro años, otros estarán listos para tomar el relevo. Gallardón es uno de ellos, quizá el más preparado para derrotar a Zapatero. Pero también hay otros muy capaces como Ángel Acebes o Jaume Matas. El principal problema de Rajoy es su evidente falta de liderazgo. Ser líder ímplica mucho más que unir a un grupo de personas. Eso es lo único que, hoy por hoy, garantiza Mariano Rajoy. Un líder debe tomar decisiones rápidamente, debe llevar la iniciativa, debe rodearse de los mejores y debe convencer en la oratoria. La mejor virtud de Rajoy es, posiblemente, su bondad como persona. Es inteligente pero un líder político, además, debe ser ingenioso. Un líder debe transmitir seguridad en vez de evidenciar multitud de nervios y complejos. Un líder político triunfa en sus discursos y sobrepasa las cámaras. Un aspirante a presidir el Gobierno conforma un equipo donde esté lo mejor de los mejores. Un líder de la oposición debe parecer solvente. No basta con estar preparado, que lo está, sino que hay que ilusionar a los ciudadanos. En cambio, Rajoy ni siquiera ilusiona a sus propios militantes. Lo demuestra en cada mitin, en cada rueda de prensa y en cada aparición pública. Desborda inseguridad a raudales a pesar de que sabe lo que más conviene a España. A Rajoy le quedan dos años para solventar todas estas carencias. No son pocas. Pasado este tiempo afrontará las elecciones autonómicas. Esa será su primera gran prueba electoral. Lo cierto es que aún no ha ganado ninguna cita con las urnas. También va a necesitar suerte porque empezó con mal fario. Y resulta toda una casualidad que le elijan presidente del PP justo 13 meses después de sucesor. Rajoy debe convertir esa cara de buena gente en un semblante que atraiga a los españoles. Debe abusar menos de esa ironía gallega que pocos entienden y sustituirla por una mayor claridad en sus exposiciones. Mientras siga así, sólo los reiterados errores de Zapatero podrán llevarle al Gobierno. O confía en la fortuna que le ha faltado hasta ahora o se harta de paciencia para una larga larga oposición.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito