Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE ESPAÑA

De Lluch a Otegi

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España27-11-2017

Cuando toque echar la vista a atrás para estudiar lo que fueron los acontecimientos de 2017 en Cataluña, sin duda uno de los episodios más ilustrativos será recordar el baño de masas que brindaron las calles de Barcelona a Arnaldo Otegi. Los selfies y agasajos que recibió el etarra en la Diada previa al referéndum del 1-O servirán para comprender hasta qué punto el nacionalismo -como siempre- deformó no ya los límites democráticos, sino los conceptos morales de una parte de la sociedad catalana. Para el público indepe hoy Otegi es un referente de la lucha por las libertades y Ernest Lluch sería un facha al que intimidar. Al exministro socialista los compañeros de Otegi le pegaron dos tiros en su garaje. Pasó más de una hora hasta que alguien le encontró ahí, tirado como un perro.

Justo la semana en la que se cumplen 17 años de la muerte del profesor universitario y exministro socialista, Otegi acudió al homenaje que el entorno de la banda brindó a una de sus más sanguinarias exponentes: Belén González Peñalva, alias Carmen. La noticia estaba enterrada en uno de los grandes diarios digitales que en su portada primaba otras cuestiones de mayor actualidad como la crisis catalana, la sequía, una discoteca en Tenerife o el futuro de la mafia siciliana tras la muerte de Toto Riina. Al menos recogía la información, de agencia, y daba cuenta de la presencia de Otegi junto con Kubati, el asesino de Yoyes en el homenaje póstumo a González Peñalva. Esta etarra fue compañera de De Juana Chaos, Soares Gamboa, Urrusolo o Inés del Río en el temido comando Madrid.  

Fue condenada a 700 años de cárcel por múltiples asesinatos y algún secuestro. Fue interlocutora con el Gobierno en las conversaciones de Argel, unas negociaciones que acabaron como todas, con más muertos. Pese a todo no faltarán candidatos para describir a esta asesina como una mujer de paz. Mezclado entre el lodazal humano que acudió a despedirla a Lazkao estaba Otegi, sólo un par de meses después de haber aportado la suya a la revolución de las sonrisas del soberanismo catalán. Ninguno de los impulsores del procés ha salido a decir todavía “ese individuo no nos representa”. Qué van a salir si en agosto de 2016 fue recibido como un Mandela en el Parlamento autonómico por Carme Forcadell. La otrora heroína independentista enmarcó el encuentro en la normalidad de la institución que ella presidía. Era todo muy normal.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio