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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

La nueva lucha está en Internet

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional21-11-2017

Muchos de los inventos creados por la humanidad tienen una doble vertiente. Por un lado, está la que es de gran utilidad para la mayoría; por otro, se halla la que permite un uso más oscuro o que obedece a intereses espurios.

Ocurre, por ejemplo, con la dinamita, que se emplea en ingeniería, grandes obras de construcción, minería... pero asimismo se usa para fabricar bombas capaces de matar a cientos de personas. También sucede con el láser, que sirve para hacer operaciones quirúrgicas, para reproducir DVD... pero también para guiar con precisión misiles lanzados desde kilómetros de distancia.

Internet tampoco se queda fuera de esa dicotomía. Es tremendamente útil, popular, da acceso a ingentes cantidades de información, hace la vida más fácil a los usuarios y facilita la comunicación en todo el mundo. Aun así, también es utilizado con fines delictivos y por el crimen organizado.

Con todo el potencial que tiene Internet, no sorprende que los gobiernos lo usen para su propio interés. Está claro que la Red se ha convertido en un nuevo frente de batalla y cada país busca tener su cuota de protagonismo. Aquel que anhele ser una potencia o mantener su hegemonía no debe descuidar sus ejércitos tradicionales, pero, sin duda, tiene que invertir en equipos y personas que sean capaces de controlar el ciberespacio tanto en el ámbito defensivo como en el ofensivo.

Se lleva tiempo hablando del papel que desempeñó, presuntamente, Rusia en la campaña electoral de Estados Unidos (que desembocó en la victoria de Donald Trump), en el triunfo del Brexit (la salida de Reino Unido de la Unión Europa) y se empieza a analizar la injerencia extranjera en la crisis de Cataluña.

Todas las miradas apuntan al Kremlin, ya que cuanta más tensión, dudas e incertidumbre haya en Estados Unidos y en la Unión Europea, más se beneficia Rusia. Sin embargo, es difícil probar esas acusaciones, ya que los hackers se cuidan bien de mostrar a quién sirven. Incluso, pueden establecer señuelos no solo para dificultar su localización, sino también para falsificarla.

El uso de Internet con fines políticos es beneficioso y proporciona más réditos de lo que la gente se piensa. El mensaje interesado está muy bien estructurado para que sea atractivo y se propague con rapidez, independientemente de que no sea verdad lo que cuenta. Lo importante es que la acción tenga el efecto deseado por el emisor, que habitualmente busca debilitar al adversario, generar tensión, crispar la situación y crear dudas en la sociedad, además de reforzar las ideas propias del aliado.

No es fácil luchar contra este tipo de mensajes, por lo que es imprescindible trabajar constantemente y sin escatimar esfuerzos para intentar minimizar su impacto, contrarrestar su efecto y, sobre todo, evitar que causen los daños que pretende quien los genera.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD