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IMPRESIONES

Sacks: un enfoque existencial

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión31-08-2015

"No puedo fingir que no tenga miedo. Pero mi sentimiento predominante es la gratitud. He amado y he sido amado; he recibido mucho y he puesto algo de mi parte; he leído y viajado y pensado y escrito". Oliver Sacks, el gran neurólogo y divulgador científico, tuvo la cortesía de anunciarnos que se moría hace apenas seis meses, en las páginas del The New York Times. El pasado domingo (30 de agosto de 2015), ocurrió lo anunciado.

Durante estos meses, Sacks ha publicado algunas páginas sobre el avance de su enfermedad, sus síntomas y su estado anímico frente al final. Podríamos pensar que hay algo de impúdico en todo eso, aunque leer sus páginas seguramente nos cure de ese prejuicio. En realidad, obró sobre sí mismo como con todos los enfermos que trató a lo largo de su vida: estudiar, observar, escuchar, tratar de preservar “la propia identidad del paciente” y compartirnos su experiencia y aprendizajes durante todo ese tiempo. Sólo que esta vez el paciente era él mismo.

Con él aprendimos que la literatura clínica –historiales médicos de pacientes– puede ser también best-seller, síntesis poética de enfermedades, medicina, filosofía y literatura. A él le debemos, entre otras publicaciones, Despertares y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de la que tuve ocasión de hablar en otro artículo. A él le debemos también acercar la Neurología a la calle. Y, en el preciso campo de su ciencia médica, los neurólogos le deben todo un método y una pretensión muy luminosa sobre el trato con el paciente, el diagnóstico y el tratamiento.

Repasando sus escritos, vuelvo a preguntarme cómo es posible que él detectara enfermedades donde otros no veían nada o confundían síntomas. La razón no es su experiencia clínica –que era mucha–, ni su estudio –envidiable–, puesto que detectaba síndromes nuevos o extraños y de variada sintomatología. La razón es que observaba, escuchaba y se preguntaba por la identidad del paciente.

La relación médico-paciente encierra un abismo cuando el segundo es tratado como objeto; por eso, lo primero que trataba de lograr Sacks era establecer un encuentro y, en él, descubrir el “momento terapéutico”. A esto lo llamaba “neurología con un enfoque existencial”, “neurología personalista” o, con su maestro Luria –con quien cruzó decenas de cartas–, “neurología romántica”.

Sacks se fue como vivió: examinado la enfermedad, preguntándose qué dice de nosotros el hecho incuestionable de que enfermamos y tratando de unificar experiencia y vida, razón y poesía, trabajo y vocación, mortalidad y sentido.

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach