ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Porqué somos Charlie
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad12-01-2015
Tras el brutal atentado revista satírica Charlie Hebdo medio mundo ha hecho suyo el lema Je suis Charlie ("Yo soy Charlie"). Desde mandatarios a ciudadanos anónimos. Desde futbolistas a musulmanes confesos. Casi todos dicen ser como los miembros de esa revista que murieron acribillados a balazos.
La gravedad del atentado y la excesiva difusión que tuvo el mismo a través de los medios de comunicación de medio mundo ha obligado a que abanderar el lema fuese algo así como un credo inherente a todo ser humano de buena voluntad; como si repudiar el terrorismo sea lo mismo que comulgar con la línea editorial de la polémica publicación; como si estar contra los extremismos sea aplaudir la ofensa gratuita; como si no hubiesen muerto asesinados policías o gente de la calle además de los trabajadores de la citada cabecera; como si los muertos de Francia valiesen más que los miles de mujeres y niños masacrados en Nigeria también estos días. Otros terroristas enloquecidos con la cruenta aplicación de un Islam a su manera, los de Boko Haram, podrían haber acabado con la vida de 2.000 personas y apenas nos hemos inmutado.
Somos Charlie pero qué poco somos cristianos de Irak; parece más fácil empuñar un lápiz en memoria a los dibujantes galos que recordar a un niño africano enfermo de ébola que lo único que quiere es un abrazo. Haití y su supina pobreza siguen sin existir, a pesar de los esfuerzos de entidades como Cáritas Española en reconstruir el país americano. Ni las guerras olvidadas en la lejanía o los desahucios injustos en el portal de al lado.
Somos Charlie con estas víctimas a las que llamamos periodistas y quizás no lo fueron, mientras 118 periodistas murieron a causa de la violencia en todo el mundo. Y subrayo: estos últimos murieron por defender la verdad y el derecho a la información. Somos Charlie porque el atentado ha sido una barbaridad que simboliza un ataque a Occidente y su cultura. Somos Charlie porque queda mal no serlo ahora en caliente y porque, queramos o no, nos da un miedo atroz pensar en la posibilidad de que podamos ocupar el lugar de las víctimas. Hoy en día, cualquiera va a París, a enamorarse de sus calles y su simbolismo. Somos Charlie porque, claro, Nigeria, Haití, Irak, Guinea y el portal vecino están muy lejos. Demasiado para practicar un poquito de empatía con quienes tanto sufren. Por cierto, yo también soy Charlie y soy de otras muchas cosas. Algunas no tienen ni etiqueta en Twitter ni lema en el marcador de un estadio.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo