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CUMBRE DE LA ALIMENTACIÓN

El hambre no consigue congregar a los líderes de los países ricos en Roma

Fotografía

Por Elena R. BenitoTiempo de lectura1 min
Sociedad14-06-2002

La segunda cumbre de la alimentación se ha celebrado en Roma con representantes de más de 180 países, pero no con los líderes de los países ricos. Las ausencias no han servido para eludir responsabilidades: tanto el secretario general de la ONU, Kofi Annan, como el director general de la FAO, Jacques Diouf, responsabilizaron a las naciones ricas del incumplimiento de lo acordado en 1996: la reducción a la mitad de los hambrientos del mundo.

Silvio Berlusconi, como anfitrión, y José María Aznar, como presidente de turno de la UE, han sido los dos únicos líderes del grupo de los 29 países más industrializados, la OCDE, presentes en la cumbre. Aznar respondió a las críticas de la ONU y de la FAO, puntualizando que la UE es el principal donante del mundo en ayuda al desarrollo y que, la responsabilidad de asegurar la seguridad alimentaria debe ser de la política interior de los países. "Las promesas han sido incumplidas y los hechos contradicen las palabras. Hace seis años se estableció la meta de reducir la cifra de desnutridos a un ritmo de 22 millones anuales, pero los datos indican que sólo salvamos a seis millones. La enfermedad crónica del hambre ha caído en la indiferencia. La voluntad política y los recursos financieros no han estado a la altura". Estas fueron las duras palabras Jacques Diouf, director general de la FAO. Como fracaso es de la única manera en la que se puede calificar la consecución de los objetivos de la primera cumbre . La reducción del hambre está siendo cinco veces inferior al ritmo planteado y las ayudas de los países ricos siguen sin alcanzar ese 0´7 por ciento del PIB que se proponía en los papeles y en las calles. España está en un 0´22 por ciento, la cifra más baja en un decenio. A pesar de este ambiente, los países presentes en la cumbre han firmado un documento en el que se repiten los buenos propósitos de hace seis años. Esta declaración, que reedita lo que desde el 96 ha demostrado ser papel mojado no compromete a los países, por lo que las organizaciones no gubernamentales han criticado esta cumbre.

Fotografía de Elena R. Benito