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ANÁLISIS DE ESPAÑA

¿Dónde está la cámara?

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España05-11-2012

Muchos pensaron que la aventura independentista de Artur Mas iba a ser algo así como una de esas bromas con cámara oculta. Estas en las que se hace pasar un mal rato a la víctima de turno hasta que aparece alguien con un ramo de flores y reconoce que todo era una farsa. Aún hay muchos que confían en que ese momento llegará cuando Mas consiga su mayoría absoluta el próximo 25 de noviembre. Creen que entonces el pardillo no resultará ser España, sino quienes votaron a CiU pensando que sería la última vez que acudirían a las urnas para elegir un gobierno autonómico. No obstante, o la broma no era tal, o está llegando demasiado lejos. Más ha llegado a decir que sus planes no los podrá parar “ningún tribunal, ni ninguna Constitución”. “Ni nada de lo que nos pongan por delante”, añade para dar si cabe más tinte orweliano a su desafío. Lo que dice con eso es que el colectivo está por encima de la Ley. Ni más ni menos. Será mejor no recordar cómo acabaron todos los procesos que a lo largo de la Historia se articularon bajo esa premisa. Apelando erróneamente, como ha hecho Mas, a la “fuerza” de una supuesta “democracia”. Sencillamente no hay democracia posible si no se respeta la libertad del individuo. Y esa viene amparada en la Ley y no en el colectivo. Porque cuando Más se refiere a la “fuerza de la democracia”, en realidad defiende todo lo contrario. Esa democracia de la que habla no es la del pueblo catalán, sino la del pueblo catalán independentista. Dentro del independentismo, todo (“los que tienen apellido tradicional catalán y los que no”). Fuera del independentismo, nada. Mas no plantea la independencia como un medio para prosperar o como una consecuencia lógica, sino como un fin en si mismo. Sin saber lo que pasará después. Ni siquiera si la Unión Europea aceptará a Cataluña o si los empresarios huirán en desbandada. Su viaje a Moscú, donde no fue recibido ni por el segurata que guarda la entrada del mausoleo de Lenin, le podría haber hecho despertar. Pero no. Si esos son los mimbres con los que pretende construir el nuevo estado catalán sería para preocuparse. Porque también es mentira, como dice Mas, que sólo necesite el apoyo de la gente durante el tiempo que dure el proceso de secesión. Al contrario. Ese proceso sólo será el principio con Mas o si Mas. Los proyectos que se edifican bajo la primacía del colectivo siempre encuentran amenazas suficientes para no dar nunca por concluido el proceso. Para considerarlo siempre bajo una constante amenaza. Hoy son unas maniobras rutinarias del ejército sobre el cielo de Cataluña. Mañana un aficionado del Real Madrid paseando tranquilamente por Barcelona con la camiseta de CR7. La broma ya cansa, ¿dónde está la cámara?.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio