Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Besos y abrazos

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad17-10-2012

Resulta que en cualquier cuestión administrativa, política, económica o aparentemente fabricada de cartón piedra y última tecnología hipermoderna (y con pantalla táctil) hay una especie que a la mínima de cambio va a salir publicada en Nature catalogada como en estado de extinción: las personas. Pero, afortunadamente, haberlas haylas. Y también existen en esos reductos donde algunos se empeñan encontrar menos vida en que en el mismísimo Marte. A un colega le sorprendió hace unos días la confesión de un político. Le dijo que en esta coyuntura que vivimos de tanto desastre financiero y económico (y sus secuelas personales) sólo puede dedicarse a dar besos y abrazos a la gente. Y aunque la solución parezca populista quizás no lo sea tanto y se base únicamente en el más preciado bien que se puede recibir en el peor de los momentos. Los periodistas, que de vez en cuando aterrizamos en el mundo real (algunos mucho más de lo que se podría pensar), en ocasiones también sólo podemos dedicarnos a dar besos y abrazos en vez de poner en on la grabadora o pensar en el titular para, como todo hijo de vecino, pagar la hipoteca. Y esas situaciones marcan de por vida. A esta plumilla le ocurrió en plena acción para recabar información para un reportaje en Barcelona hace algunos años. Visitaba el piso destartalado donde el equipo de Radio Nikosia hacía su programa. Estos días en que se habla más de discapacidad mental que el resto del año (por aquello del Día Mundial de la Salud Mental) volvieron los recuerdos de aquellos besos y abrazos que compartí con los geniales locutores nikosianos. Aquellos seres, sencillamente, magníficos, de esas personas que obligan a uno a replantearse muchas cosas, hacían bajar del pedestal de la cordura y lo políticamente correcto para descubrir que, al fin y al cabo, reyes y mendigos, mandatarios y populacho, estudiosos y analfabetos, estamos hechos de la misma pasta. Quizás la razón de la mayor crisis resida en la soledad del ser humano en medio de tanto récord de población y cifras. Quizás los eres y los despidos, las filas del paro y de los comedores sociales, los embargos y los desastres más inhumanos se afrontarían con mayor fuerza intercambiando besos y abrazos. Deberíamos entenderlo sin necesidad de caer en las fauces de la discapacidad mental.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo