ANÁLISIS DE LA SEMANA
La teoría del palo y la zanahoria
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional10-02-2002
Qué bueno es observar que la teoría del palo y la zanahoria sigue teniendo su cuota de protagonismo en la actualidad. Parecía algo del pasado pero no, ahí sigue aunque muchas veces se encuentre oculta bajo otros nombres o comportamientos. En Oriente Próximo hay un claro ejemplo de todo ello. El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, se entrevistó con George W. Bush, presidente de Estados Unidos, para abordar el conflicto en la región y determinar las futuras políticas que deben desarrollar ambos actores. Sharon pidió a su gran aliado Bush que EE.UU. dejara de considerar al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, como interlocutor válido en un hipotético proceso de paz. Mientras, el Ejército israelí se empleaba a fondo para responder a los atentados y provocaciones palestinas. La violencia se recrudeció durante la semana pasada, pero a pesar de ello y de la petición de Sharon, representantes de Israel y de la ANP se reunieron en secreto para tratar de acercar posturas y retomar el proceso de paz. Aunque el encuentro no tuvo éxito ha servido, al menos, para demostrar que el diálogo es necesario. En EE.UU., George W. Bush ha anunciado que va a incrementar sustancialmente el presupuesto de Defensa. Bush quiere hacer lo más seguro posible el territorio estadounidense y dotar a su Ejército de los mejores medios para luchar contra el terrorismo internacional. Todo ello se ha visto completado con las declaraciones de George Tenet, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en las que advertía de que EE.UU. podría sufrir nuevos atentados. La base de EE.UU. en Guantánamo (Cuba) ha retomado el protagonismo que tuvo hace algunas semanas. Si entonces, George W. Bush ya dio una lección de la diferencia de trato a los talibán extranjeros y al talibán estadounidense, ahora vuelve a hacer distinciones. Bush ha decidido aplicar la Convención de Ginebra a los prisioneros talibán de Guantánamo pero no a los recluidos que sean miembros de Al Qaeda. El llamado “eje del mal” también sigue presente. Las acusaciones entre miembros del Gobierno estadounidense y representantes de Irán e Irak se recrudecieron durante la pasada semana. Mientras que todo quede en un cruce dialéctico no habrá demasiado peligro, el problema es si se mantienen posturas de fuerza y se descarta el razonamiento.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD