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ROJO SOBRE GRIS

¿Será ella?

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión28-05-2007

Atacar en el terreno de lo personal como recurso electoral es la rastrera práctica política que se ha introducido en esta campaña electoral. Los resultados pésimos a que ha dado lugar en esta ocasión para el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, sin embargo, no serán suficiente necesariamente para disuadir al Partido Socialista de emprender estrategias de esta suciedad y calaña en próximas ocasiones. Si en Estados Unidos lo usan, seguro funciona. Así de lamentable. Para Miguel Sebastián ha sido la horca definitiva porque se ha quedado solo. Sus compañeros de partido le han dado la espalda y se han desmarcado aunque de puntillas. La realidad es que Miguel Sebastián ha muerto solo porque comenzó solo también este suicidio al que se prestó, a cambio de sólo Dios sabe qué: la muerte era segura. Le lanzaron al ruedo con más miedo que gracia, y ha capeado una batalla electoral con uno de los pesos pesados del Partido Popular de la única manera que sabía todo un experto en cloacas. El hecho es elocuente respecto a los instrumentos en que el Partido Socialista confía a la hora de librar la batalla para ganarse la confianza de los ciudadanos. Y no son precisamente el mérito, el trabajo bien hecho, la honestidad o la verdad. Los medios de comunicación afines han apoyado a Gallardón en la defensa, no tanto de su honorabilidad, como de su derecho a la intimidad, aunque este tema no está del todo claro. Es difícil dilucidar cuánto puede afectar la moralidad de un político en su vida personal a la gestión de los asuntos públicos. Sin embargo, tanto él como Esperanza Aguirre pueden llevar a gala que han cumplido, una vez más, sus promesas electorales. No todos los políticos son iguales, y es una lástima que estas evidencias no puedan a veces contra los tópicos de que todos son corruptos, rastreros y mienten para ganar. Gallardón ha confesado que ésta ha sido la campaña más difícil de su vida, y se comenta que salió del famoso debate en televisión como aplastado por un meteorito, mientras a su hombre de confianza se le hinchaba la vena hasta llegar casi a los puños. En el mitin cierre de campaña, el discurso de Ruiz Gallardón fue en toda su primera parte hacia dentro: para sus compañeros de partido. Cada vez quedan más lejos aquellas intenciones algo oscuras en las que se traslucía una ambición presidencial. El pueblo manda mucho: los aplausos que le regaló la militancia al este hombre que ha transformado Madrid nada tenían que ver con la ovación a su compañera Esperanza Aguirre, que levantó del asiento a los miles de asistentes en varias ocasiones. Muchos la imaginan ya como la primera mujer candidata a la Presidencia del Gobierno español. Y no es para menos. Rojo sobre Gris a Esperanza Aguirre por esa carrera de fondo inteligente y, hasta donde sabemos, absolutamente limpia. Comenzó desde la base y que quizás la lleve a la cúspide. ¿Será ella?

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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