ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Enfermo terminal busca ayuda para vivir
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad18-03-2007
Quienes no lo sabemos no tenemos derecho a opinar. Eso es lo que nos dicen quienes defienden que una persona solicite la eutanasia para acabar con una situación irreversible de tremendo dolor, dependiendo de otras personas, de las máquinas o de un tratamiento, postrada en una cama desde hace años. Pero no se dan cuenta que nos están negando la libertad que piden para que otra persona acabe con su vida. Es más. Nos están prohibiendo el derecho intrínseco a cada existencia, el de vivir con esperanza y contagiársela a los demás, aunque parezca imposible con ciertos casos. Hablamos de eutanasia y confundimos el término con un derecho a morir. ¿Por qué no lo vemos desde el otro ángulo? Quizás suena mal hablar de asesinato como derecho a matar. ¿O no tanto? Sería una verdadera lástima que nos estemos acostumbrando a confundir los conceptos inconfundibles. Vivir sin esperanza es condenarse a ser un mendigo de espíritu. El sentido de la vida no puede ser morir. La muerte ya venía en el lote. Tampoco la explicación a la existencia es morir de este u otro modo, porque si después no hay nada, de nada habrá servido maquinar la propia muerte a nuestra imagen y semejanza. Menos aún tendría la explicación elegir el minuto y la hora de la muerte. Siempre quedará la duda de si las cosas podrían haber cambiado en el minuto posterior a dejar de existir en el mundo. Posiblemente no haga falta creer en nada para llegar a estos razonamientos. Pero como el hombre -y la mujer- tiende a la trascendencia ¿por qué no pensar en el posibilidad de un milagro?, ¿si mi vida realmente no me pertenece? y ¿si los demás encuentran en mi una utilidad mayor que mi egoísmo y que yo no detecto?. El caso de la mujer que ha fallecido hace unos días por eutanasia pasiva en Andalucía ha reabierto el debate. Como la mayoría de los casos de personas que han reclamado la eutanasia para acabar con sus días han solicitado manos ejecutoras, no pocos legisladores se plantean regular esa ayuda. A este paso, el mensaje también cambiará: "Enfermo terminal busca ayuda para vivir, pues la legalidad vigente no lo permite a personas como yo". Pero, ¿qué se plantearían estos políticos, si en vez de la eutanasia, los enfermos terminales pidieran ayuda para seguir viviendo a través de su familia, un blog o los medios de comunicación? ¿Nadie prestaría sus manos?
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo