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ANÁLISIS DE DEPORTES

Tres caminos para ser campeón

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes18-03-2007

En cuanto a pilotos, el Mundial admite poca discusión esta temporada: Fernando Alonso está por encima del resto, y sólo la respuesta del imperio rojo, siempre que McLaren –como le sucedió en temporadas anteriores– acabe cometiendo algún error. Pero el bicampeón asturiano ha hecho todo lo posible porque no sea así: no sólo se ha implicado para desarrollar el monoplaza, sino que además ha traído ilusión a los miembros de todo el equipo. A todos, porque además de los directivos, con la relación no siempre fácil entre la rama inglesa y la alemana, tanto o más importante –como ya comprobó en su paso por Renault– es el trabajo de los mecánicos y los trabajadores de las fábricas de chasis, motor y los múltiples componentes de un monoplaza. La integración con Pedro de la Rosa –quizá no tanto con Gary Paffett, de quien se ha oído hablar menos y ha estado algo más relegado en las pruebas de pretemporada–, incluso con el también voraz Lewis Hamilton –en el papel de pupilo aventajado–, ha supuesto crear un ambiente de trabajo sin comparación con respecto a la relación distante de dos caracteres tan fuertes como Kimi Raikkönen y Juan Pablo Montoya. Al final, cualquier tensión interna termina pasando factura en los resultados. El finlandés… sigue siendo un piloto excelente, pero no parece tan ambicioso ni tan centrado en sus objetivos como el español. Raikkönen es es retraído, introvertido, distante… aun a pesar de intentar pilotar con toda la frialdad y profesionalidad del mundo. Ha llegado un tanto con el pie cambiado a Ferrari, pues se espera de él que esté a la altura de Michael Schumacher, pero con un carácter muy distinto. Felipe Massa sí se ha empapado del empuje y el ánimo que en su momento aportó el heptacampeón alemán. Así que la situación del no tan hombre de hielo se antoja, por tanto, complicada, puesto que una mala reacción –como buscar excusas a un rendimiento pobre– no sólo lo puede relegar de facto al rol de segundo piloto, sino que comprometer su reputación y su propio futuro en la Fórmula 1. Porque en la Scuderia, a pesar de una profunda renovación, con la dirección deportiva y técnica como puestos más relevantes, además de la ingeniería de motores –que han pasado a recaer en Stefano Domenicali, Mario Almondo y Gilles Simon, respectivamente–, los resultados no se están resintiendo. Por ello, dado el papel tan relevante que la mecánica y la coordinación del equipo tienen en el desenlace de las carreras, Massa está a la altura de Alonso, incluso un punto por encima… aunque el asturiano es capaz de compensar por sí solo alguna pequeña desventaja técnica. En todo caso, el brasileño se halla en una situación muy similar a la de Alonso hace un par de temporadas, antes de ganar su primer campeonato: sin una excesiva presión –que debe recaer en Raikkönen– y con un buen monoplaza. La temporada anterior ya dejó muestras de que su pilotaje está madurando, comete menos errores y ganó sus dos primeras carreras, y tiene además una pequeña pista de cómo hacer las cosas con el propio ejemplo de Alonso: ir poco a poco, pero dando el golpe en las primeras carreras. Así pues, la batalla está interesante como nunca. Alonso puede ser para McLaren, salvando las distancias –que son muchas–, un referente al estilo de Ayrton Senna, y si consigue su tercer título consecutivo, sería impresionante. Después vendrían las cábalas, ya que anunció que su objetivo eran tres títulos, pero que no querría prolongar su carrera en la Fórmula 1… En todo caso, un poco de alternancia también pondría pimienta al Mundial. Así que a disfrutar la temporada.

Fotografía de Roberto J. Madrigal