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SIN ESPINAS

"Corruptio optimi péssima”

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura3 min
Opinión17-09-2006

“La corrupción de lo mejor es lo peor”, reza el adagio latino. Me considero testigo de la degradación de mi civilización, ese débil Occidente que proclamaba Oriana Falachi profetizando con energía que será derrotada por otra más firme y potente: el islam. Mi país es un tubo de ensayo y los españoles, tan geniales y humanos como sugestionables, están siendo narcotizados por el veneno de la inmundicia. No quiero ser pesimista, odio tener que serlo pero veo como mi país está dominado por la estupidez y sobre todo por los estúpidos. No por hombres recios y diligentes con principios y con valores que consideren irrenunciables. Como sociedad somos una masa cada día más amorfa incapaz de construir nada serio. La educación está por los suelos, el fracaso escolar, la inmigración, la nuevas leyes sociales y el odio a todo lo que huela a español están desestructurando nuestro organigrama social y nuestra identidad. Los milieuristas crecen por doquier y las familias, a cuyo desarrollo no se invierte ni el 2 por ciento de los presupuestos, siguen hipotecándose hasta las cejas. Del consumismo y de la saturación publicitaria es imposible librarse y en los medios no se ofrece más que caca, culo, pedo y pis de todos los colores y formas que puedan presentarse. Los informativos son programas de entretenimiento cada vez más morbosos, superficiales e ineficaces para la conciencia pública de los verdaderos problemas del ser humano y la sociedad en la que se encuentran. ¿Cómo es posible sino que todos los informativos del mundo sean prácticamente idénticos, hablen de las mismas noticias y nos pongan las mismas imágenes? ¿Es que nadie se atreve a pensar? ¿Es que nadie es capaz de ofrecernos una parte de la realidad que sea diferente y que nos aporte algo nuevo? En nuestro país los medios dedican los titulares de espacios a desprestigiarse entre ellos, como colofón del proceso de degradación en el que han caído tras convertirse en voceros de los intereses políticos y económicos. Podríamos decir que el Periodismo en España vive uno de sus peores momentos; donde los principales espadas de la opinión pública son personas maniatadas por su parcial y su subjetivismo. Es el caso de Iñaki Gabilondo, que tras la entrevista a Rajoy demostró que lo mejor que puede hacer por España es marcharse a la playa de la Concha a dar paseos y leer novelas. No menos daño, sino mucho más le están haciendo a este país los Jotas, que se están aprovechando de la Conferencia Episcopal para catapultar sus negocios personales. Lo peor es esa derecha sin Dios que están creando, entre los cuales hay muchos católicos sin criterio que irán al matadero cuando estos los llamen a las barricadas. El panorama es desolador, crispante y aburrido. España y los españoles somos la sombra de lo que fuimos, pues cada día se acelera el proceso que anunció quien abrió la caja de Pandora. Decía tiempo ha Alfonso Guerra: “Dentro de unos años, a esta España no la va a reconocer ni la madre que la parió”.

Fotografía de Javier de la Rosa