Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE DEPORTES

Un Tour de nostalgia, respeto y estrategias

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes03-07-2005

La acumulación de gallitos promete ser, de nuevo, el arma de doble filo del Tour de Francia: el único campeón en activo, al margen de Lance Armstrong, es el alemán Jan Ullrich, en cuyo equipo –el T-Mobile– va a tener una competencia durísima: el colombiano Santiago Botero y el kazajo Alexandre Vinokourov también acuden como jefes de filas. No se atisba en principio, empero, a nadie capaz de alterar el ritmo de la carrera: es el momento, sin duda, para corredores completos que sepan aprovechar las etapas de media montaña, más numerosas este año: hombres con la experiencia de Roberto Heras, con la proyección de Alejandro Valverde –que pese a todo, acude con la modestia del debutante–, con la regularidad de Francisco Mancebo, con el talento de Iban Mayo. En la medida en que se consiga romper el control que pretende imponer el Discovery Channel –una misión complicada, aunque no imposible– y los aspirantes a llegar vestidos de amarillo a los Campos Elíseos le pierdan el respeto a Armstrong, habrá opciones de impedir el séptimo Tour del estadounidense. Si al equipo que dirige el holandés Johan Bruyneel se le exige trabajar en todos los terrenos –y ocho gregarios, sin alianzas y ayudas de otros equipos, no tienen fuerzas ilimitadas–, de modo que el hexacampeón se vea obligado a terminar por sacrificarse, le puede jugar una mala pasada la nostalgia: como él mismo ha reconocido, el texano tendrá una sensación extraña al afrontar cada etapa sabiendo que será la última vez que dispute el Tour. Además del factor emotivo y de la fortuna, que cuenta lo suyo, en la estrategia de los equipos sorprende, en bastantes casos, la confección de los equipos de acuerdo a objetivos muy específicos. Desde los modestos –aunque sólo hay un equipo invitado, el Ag2R– que apenas acuden con la intención de arañar victorias, hasta los que apuntan a la clasificación general, como el T–Mobile, pasando por los que buscan su minuto de gloria en las etapas contrarreloj, apenas hay escuadras que, entre sus nueve componentes, opten por un equilibrio y por tratar de rendir en todos los terrenos. Una muestra de la exigencia que el UCI ProTour impone en la planificación de la temporada, al margen de las ausencias por lesión.. Será un añadido más a priori para el atractivo de la Grande Boucle, que desde hace demasiado tiempo estaba sumida, perdida, en el aburrimiento del control absoluto de Armstrong y sus gregarios del ahora extinto US Postal. Con esta disposición, sin embargo, parecen quedar un tanto descafeinadas las llegadas masivas, en las que faltarán muchos de los grandes velocistas y de nombres habituales en la carrera: las ausencias del italiano Alessandro Petacchi, el sempiterno alemán Erik Zabel y el vigente campeón del mundo, Óscar Freire –el cántabro por sus recurrentes problemas musculares en los isquiotibiales– prometen sorpresas siempre que los australianos Stuart O’Grady y Baden Cooke no sepan aprovechar el regalo.

Fotografía de Roberto J. Madrigal