Adios, imagen

03-03-2017
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El mundo del deporte es apasionante… y fugaz. En continuo movimiento, ha de asentarse y conseguir grandes logros combinando el éxito y el fracaso, la victoria y la derrota, y lo más complicado, el adiós de sus integrantes. Entonces llega la pregunta, ¿cómo constituir una entidad e imagen sólida con tanta entrada y salida? En este caso, hablemos del capital humano y enlacémoslo con el marketing. Sigamos con Luis Enrique. Porque el adiós del entrenador del F.C. Barcelona despierta muchos interrogantes.

Para un club deportivo, sus principales insignias son sus jugadores y el capitán del barco, el míster. Cuando conectan, cuando lo que reflejan al exterior es positivismo y buenos resultados, el marketing lo agradece. El equipo encaja con la filosofía, transmite valores que llegan, que venden… Sin embargo, por suerte o por desgracia –porque sin este azar del deporte el factor sorpresa desaparecería, y con él su chispa y el enamoramiento continuo–, este mundo es inestable, y cuando llega el momento de decir adiós…

Cuando llega el momento de decir adiós y no es por “fin de proyecto” sino por decisiones propias o de terceros, todo se paraliza. Hay que empezar a construir de nuevo. Hay que buscar un sustituto que, ya no sólo trabaje por unos resultados mejores, sino que encaje con la filosofía, la misión, los valores… En este caso, la imagen se resiente. Cuentas con un entrenador que inspira y espira sentimiento blaugrana, que conoce el club, que “lo ha sacado de la mierda”, y tienes que buscarle un sustituto. Y mejor.

Es más que complicado. En el caso de Luis Enrique, quizás su marcha sea la que menos inconvenientes ponga. Sinceramente, creo que la patata caliente ya ha explotado. El carácter “tóxico” del asturiano, a pesar de contar con los atributos que ha de tener un perfecto entrenador –imagen principal–, no ha permitido soldar ese vínculo necesario entre club-entrenador-vestuario para que todo gire en una misma rueda. Entonces, la gestión de su “adiós” a nivel interno y a efectos de marketing es algo más realizable. Pero…

Quizás ésta sea la oportunidad que necesita el Barcelona para suavizar su imagen y sus relaciones, sobre todo con los medios de comunicación, pero también se le viene un fuerte quebradero de cabeza. El adiós de Pep Guardiola ya fue traumático, y se vio que no es fácil gestionar la entrada y salida de los entrenadores. Su imagen se aquejó y hasta la llegada de Luis Enrique no pareció reanimarse el equipo del sextete, del tiqui-taca. Lo malo, es que luego con el tiempo se volvió “rana”. Pero en el inicio, fue una gran apuesta a nivel de imagen. Ahora... Ahora toca remendarla.

M. Elena Martínez Quesada

Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual

Especializada en Periodismo Deportivo (IESPORT)

Máster en Marketing Deportivo y Máster en Gabinetes de Comunicación (UCM)

Redactora de Deportes de LaSemana.es



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