“La seducción imparable”. Así se titula el reportaje que esta semana ha presentado la televisión TV3 referido a los videojuegos. La cadena catalana se lo compró a la cadena suiza RTS y, la verdad, no entiendo como a día de hoy la industria del videojuego se sigue considerando un vicio en vez de un beneficio.
El documental empieza con una situación que podría pasar fácilmente por un episodio de ‘Hermano mayor’: Un joven que dedica más tiempo a jugar que a estudiar, un problema que su madre no sabe cómo afrontar. Esta situación es terrible y lo admito. El protagonista de esta historia, que responde al nombre de William, se siente desmotivado en clase y su nivel académico ha bajado.
Él es consciente que debería jugar menos y estudiar más, por lo tanto no podemos decir que el chico esté ‘absorbido’ por los videojuegos. Se trata de un problema de motivación, no de ‘seducción’ como reza el título del reportaje. Este caso es muy habitual, de chicos que no les gusta ir al colegio, pero no por eso dejan de ir, porque en el fondo saben que su esfuerzo les dará una formación que abrirá las puertas de algo que le guste más.
Otro de los temas que toca el reportaje es un cliché muy típico: los videojuegos hacen que los jóvenes sean violentos. No es la primera vez que oigo este discurso vago, desfasado y digno de Tomás de Torquemada si viviera en estos tiempos. Esta frase supone un ataque dirigido no sólo contra los videojuegos, sino contra cualquier expresión de la cultura. ¿Existen los videojuegos violentos? Si, por supuesto, pero existe el sistema PEGI para dividir los juegos por edades y géneros, al igual que las películas. Ahora bien ¿se utiliza como se debería?, eso depende de los padres o tutores legales.
Una persona no es violenta por jugar a un videojuego. De ningún modo. Como ya expliqué en el artículo ¿Quién tiene la culpa? la educación, la salud y las relaciones interpersonales son claves para el desarrollo de una persona, más allá de sus gustos, hobbies o inquietudes. Por lo tanto, los videojuegos no hacen a una persona violenta. Si aplicásemos la frase al arte, por ejemplo, podríamos justificar que el ser humano podría ser caníbal si contempla mucho tiempo el cuadro de Francisco de Goya ‘Saturno devorando a sus hijos’.
En cuanto a la parte centrada en los beneficios neuronales… les doy un minipunto. Ya hay estudios que revelan que los videojuegos no son un vicio, todo lo contrario, son buenos para sacar lo mejor de uno mismo, como afirma Jane McGonigal, mejorar o entablar las relaciones con otras personas a partir del juegos multijugador, como explica Belén Mainer en sus artículos, o que son buenos para la productividad, según la tesis del profesor Pablo Medina.
El reportaje, como conclusión, te deja confuso. La espectacularidad del título atrae a la audiencia y la predispone a un juicio negativo, cuando finalizan demostrando cómo estimulan positivamente al cerebro. He notado una falta de trabajo de campo o de análisis de lo que son los videojuegos, que lo han cubierto generalizando con que todos son violentos. En los tiempos que corren no podemos hablar de juegos como vicio, sino como un arte que, al igual que el cine y la literatura, despierta pasiones a través de historias que tú mismo puedes vivir y descubrir, es decir, todo un beneficio.
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