Maduro y su censura informativa

21-02-2014
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La televisión y la radio se pueden apagar y los periódicos pueden dejar de imprimirse. Hace años era más sencillo silenciar a los periodistas; hoy resulta más complicado. Pueden presionar, chantajear, bloquear, secuestrar e incluso matar, pero antes o después, con más o menos detalle, si un periodista se empeña en que se sepa lo que está sucediendo, tratará de alzar la voz y de gritarlo al mundo entero.

Internet ha facilitado la tarea y en las redes sociales corren las noticias y los videos virales como la pólvora. Y aunque Nicolás Maduro quiera ocultarlo, en Venezuela, los ciudadanos están pidiendo ayuda, muriendo en las calles por su país y contando al mundo que necesitan que haya libertad.

Decía Thomas Jefferson que prefería un periódico sin gobierno que un gobierno sin periódicos. Su opinión dista mucho de la del presidente venezolano que sólo deja a sus medios que hablen de lo que él quiere que se sepa. Por tanto, deja a su país sin los “periódicos” a los que se refería Jefferson y convierte su “libertad de prensa” en prensa del Gobierno.

Y cuando alguno levanta la mano y cuenta la verdad "incómoda" -según él, “una mentira"- le amenaza con echarlo de su país. Éste es el caso de la televisión CNN a la que acusa de “hacer propaganda de guerra” por contar lo que ve en las calles. Y horas después el Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela retira las acreditaciones al equipo de periodistas.

A partir de ahora no tienen acreditaciones, pero siguen teniendo ojos para ver lo que está sucediendo: la falta de suministros, el levantamiento de los ciudadanos, la actuación de la policía, la ignorancia del Gobierno; siguen también teniendo oídos y voz y siguen hablando con la gente, haciendo fotos, escuchando historias y, aún sin acreditaciones, pueden contarlo en sus páginas, en sus redes, en sus blogs, etc. Tendrán que saltar más obstáculos y no les dejarán pasar a ciertas zonas, pero son periodistas y harán todo lo posible por explicar al mundo, aunque sea de forma anónima, lo que allí se está viviendo. Llegará más lento y dosificado, pero se conocerá antes o después.

Chávez luchaba por controlar a los medios y Maduro está siguiendo sus pasos de forma aún más brusca. Y quizá llegue un día en el que se dé cuenta de que, para que el país funcione, necesita, además de reestructurar su forma de gobierno (pero éste es otro debate), a los medios, a los afines y a los críticos; responder a las preguntas incómodas, salir a la calle y enfrentarse a los problemas; y dejar que unos periodistas y otros, informen desde su criterio periodístico, del día a día para que así el ciudadano saque sus propias conclusiones.

Resulta sorprendente que en pleno siglo XXI y que inmersos en la era de la comunicación siga habiendo países donde se limite la libertad de prensa. Venezuela está ahora en boca de todos, pero en Siria, Somalia, Pakistán, Filipinas, México, Brasil, China, Eritrea, Turquía, Irán, India, etc, los periodistas son asesinados, encarcelados, detenidos, agredidos, amenazados y secuestrados por hacer su trabajo. En 2013 la cifra de periodistas asesinados fue menor, pero los secuestros aumentaron considerablemente. Aún queda mucho trabajo por hacer, pero cuanto más quieren los gobiernos silenciar, más quieren los periodistas gritar.

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