"Las expresiones más auténticas de la gente están en su baile y en su música". Agnes de Mille define a la perfección la forma de ver la vida a través de la danza de Pina Bausch. Para ella, la mejor forma de expresar sentimientos y emociones es mediante los movimientos, en vez de con las palabras. Esto justifica que Alain Platel quiera homenajearla basando su obra -Out of context- en ella.
Desde niña, Pina Bausch prefería expresarse mediante movimientos antes que con las palabras. Y sus coreografías, calificadas a menudo de “revolucionarias”, no dejan indiferente al público, ya sea satisfecho o escéptico. Potente y obsesiva a la hora de crear, Pina Bausch despierta filias y fobias entre sus espectadores. Gran parte de una generación de coreógrafos contemporáneos en Europa ha vivido, por lo menos en algún momento de su carrera, la influencia de la danza-teatro de Bausch y su fiel equipo de bailarines. Entre sus coreografías más reconocidas Café Müller es -sin duda- la más emblemática; estrenada en mayo del 1978 en la Ópera de Wuppertal (Alemania), y en 1985 en España. Le sigue la singular puesta en escena de Iphigenie auf Tauris (Ifigenia en Táuride), que no cosechó mucho éxito en España. A continuación, Arien (Arias), obra en la que Pina Bausch aprovecha para revelar su fascinación por el canto, y que se basa en el agua como elemento fundamental en su trayectoria. Para el sonido utilizó varias piezas de Beethoven, Mozart y Schumann, entre otros compositores. Por último, Tanzabend II (Danza nocturna), que fue un encargo para el Festival de Otoño de Madrid; la obra debía estar inspirada en la propia ciudad, que al año siguiente iba a ser capital europea de la cultura. Para ello, la coreógrafa pasó tres semanas en Madrid, donde forjó amistad con Pedro Almodóvar.
Las obras de la coreógrafa no poseen ni una estructura ni una progresión concretas. Se construyen a partir de múltiples acciones simultáneas, imágenes impactantes, experiencias específicas de sus bailarines o actividades cotidianas. Otro recurso del que se vale es el texto dirigido al público, y junto a la variedad de músicas en la banda sonora que emplea, es el elemento que establece su sello de identidad. “No me interesa el movimiento. Me interesa lo que mueve a las personas. Mis obras crecen desde dentro hacia fuera”, suele mencionar Pina Bausch cuando se le pregunta por su estilo. Esta afirmación corrobora su modus operandi: plantear a los bailarines un reto y grabarles mientras lo llevan a cabo, lo que requiere mucha creatividad por parte de estos.
Pero Pina Bausch no buscaba únicamente creatividad en sus bailarines. También necesitaba compromiso y continuidad. Es por ello que muchos de los intérpretes llevaban ya más de una década en la misma compañía trabajando bajo las órdenes de Pina, hasta que falleció en 2009, un año antes de que Alain Platel represente por primera vez su obra inspirada en ella, Out of context.
A diferencia de cualquier otra producción de les ballets C de la B, Out of Context-for Pina se repite una o dos veces cada año; mismos bailarines, mismo material. La última actuación fue en mayo de 2015 y este mes ha vuelto a presentarse en Girona y Madrid. La actuación coreografía un lenguaje del movimiento que lleva al espectador a un territorio de infancia, conectado a la dificultad y a la inconsciencia.
Junto con Out of context, también se representará el 23 de noviembre The Mountain, the Truth and the Paradise, de Pep Ramis, y tres días después -el 26 de noviembre-, Impulso, de Rocío Molina. La danza resurge de sus cenizas y lo hace de la mejor manera posible: fascinando al público.
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