EN EL CAFé DE LOS EXISTENCIALISTAS (Sarah Bakewell, Filosofía)

Filosofía disfrazada de literatura

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En el café de los existencialistas

Autor: Sarah Bakewell

Editorial: Ariel

Género: Filosofía

Páginas: 516

Precio: 24,41

En los tiempos que corren, los enamorados de la filosofía pueden contarse con los dedos de la mano, si bien es cierto que tras el pensamiento humano se esconde todo un universo de posibilidades, son muy pocos los que se avienen a explorarlo con los libros de la materia al uso. En este sentido, y precisamente buscando evitar la monotonía que le hace tan poca justicia al tema, la literata Sarah Bakewell, autora de “Como vivir: Una vida con Montaigne”, saca a la luz su segunda gran obra, titulada “En el café de los existencialistas”.

Se trata de una apuesta sumamente arriesgada que podría compartir dosis de misticismo y originalidad a partes iguales. ¿ Que mejor modo de ilustrar la filosofía que acercando al mundo a sus propios creadores? Una gran alternativa poner en boca de ellos mismos sus teorías y enseñanzas, ilustrando de paso sus quebraderos y suposiciones desde bien adentro. Esta estrategia nunca antes empleada es sin duda la clave del éxito para un libro gratamente prometedor en forma y fondo.

La premisa parte de un año, 1933. Una ciudad, París, cuna de relevantes pensadores y aristócratas, un lugar concreto que destila glamour y cultura por cada rincón, el famoso bar Ber-de-Caz, en la calle Montparnasse y tres jóvenes enamorados del universo y sus infinitas teorías, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Raymond Aron. Es este último quien lleva la voz cantante en la conversación. Les plantea las bases del existencialismo entre cocteles de albaricoque y conversaciones de toda índole, incluida la sexual. Al plantear asi la narración, dentro de una especie de dialogo constante, el lector casi se olvida de que esta ante un ensayo filosófico y lleva el transcurso de la historia con creciente interés.

Tanto la riqueza de vocabulario como la forma de expresión son exquisitas. Con ese equilibrio perfecto entre inteligencia y mordacidad. Eso sí, tampoco puede negarse que en ocasiones la trascendencia de los textos se hace quizá demasiado compleja. Es entonces cuando asoma el único punto negativo de la novela, el querer abarcar un argumento quizá demasiado amplio para el público. Aquí se plantea un enigma. Por un lado, este es un libro bastante asequible a los amantes de la literatura, pero aunque asi sea en otro aspecto se trasluce que solo unos cuantos de ellos querrán enfrentarse a la aventura retorica que plantean sus páginas.  Esta dualidad podría interpretarse como un punto positivo hasta cierto límite, pero todo riesgo conlleva unas consecuencias, aunque no siempre sean positivas. Efectivamente resulta preferible que se note que al fin y a la postre se trata de pura filosofía.

No esta demás reservarle un hueco en la biblioteca, pero solo si el comprador es un enamorado de la naturaleza humana, las conversaciones filantrópicas y altruistas o aquella época de luces y sombras cuando los más cultos y soñadores buscaban un rincón en la mejor taberna para arreglar el mundo entre amigos pensadores.

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