El fútbol es injusto con todos menos con el campeón. Y el campeón de la Copa del Mundo rusa ha sido un esforzado conjunto francés, que con goles de Griezmann, Pogba y el joven talento Mbappe se impusieron a la Croacia del Balón de Oro del torneo, Modric, pese a los tantos de Perisic y Mandzukic, que se redimió de un gol en propia meta. Francia se lleva el Mundial del VAR y de las estrellas humildes. ¡Vive la France campeona!
Sin mucho ruido, sin el mejor del mundo, sin la liga más competitiva y sin ser los máximos favoritos. Pero con fe. Con mucha fe y con un equipo unido se ha hecho Francia con su segundo Mundial, el Mundial del VAR. Y es que la tecnología ha sido protagonista destacada de la cita rusa, con polémica incluida en una final donde Croacia ha visto como se acababa el sueño de un pequeño país con menos de cinco millones de habitantes, pero con mucho talento y trabajo.
La Croacia de Rakitic, Subasic, Mandzukic y sobre todo Modric, Balón de Oro del torneo, se fue sin premio. La que se impuso en las prórrogas y tandas de penaltis no pudo coronarse como la mejor del planeta, pese a dominar varios momentos del partido. Pero el polémico arbitraje y, sobre todo, la pegada de una incisiva Francia desmontó a la selección balcánica.
Y es que el combinado francés supo cómo jugar sus bazas. Con talento joven y entrega. Dio igual que tuviesen a un delantero como Giroud, que no lanzó a puerta y por supuesto no marcó en todo el torneo. El combinado de Deschamps siempre pudo morder cuando olió sangre y así lo hizo en la final.
Pero el inicio de todo fue gracias a la suerte. La suerte y a una falta inexistente que el argentino Pitana sancionó y que derivó en un gol en propia meta de Mandzukic tras lanzarla Griezmann. Con una Croacia muy superior, los bleus se ponían por delante.
La selección irreductible, la de las remontadas y prórrogas, parecía dispuesta a repetir hazañas. Perisic volvía a demostrar su gran estado de forma con un gran remate de zurda al que no llegaba Lloris. Poco duró la alegría en la casa del pobre cuando el goleador croata veía sancionada como penalti una mano involuntaria, que Griezmann transformaba en gol desde los once metros. Al descanso se iba por delante Francia, con el único punto oscuro del VAR en todo el torneo.
Si la primera parte fue injusta con el dominio croata, la segunda vivió la explosión gala. En cinco minutos Pogba, el pulmón y músculo de los futuros campeones, e Mbappe, el joven talento que promete asombrar al mundo en años venideros, sentenciaban a la selección de la camiseta arlequinada. Con pegada y descaro, Francia se ponía 4-1 por delante y desataba la euforia de su hinchada.
Croacia sintió el golpe, pero reacción. Con regalo francés, dicho sea de paso. Lloris demostró que no es el Mundial de los porteros y regaló un tanto a Mandzukic, para devolver la ilusión a la grada croata, pero los veinte minutos siguientes fueron un quiero y no puedo del equipo entrenado por Dalic, que vio como Modric no encontraba un hueco en la aguerrida defensa de Umtiti y Varane. 4-2 y nueva estrella a bordar en la camiseta de Francia, que quizás no fue la mejor todos los partidos, pero demostró ser un conjunto sólido con talento, entrega y valentía. El mundo entonará la Marsellesa nuevamente, pues Francia vuelve a ser merecida campeona de nuevo.
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