Tenis

El número uno no puede con el maestro

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El Torneo de Maestros de Londres enfrentaba a los 10 tenistas mejor clasificados de la Asociación de Tenis Profesional (ATP), una competición entre los mejores tenistas del mundo. El mejor torneo derivado en la mejor final. Redoble de tambores y el número uno se enfrentaba al número dos. Traducido, Rafa Nadal contra Novak Djokovic . La garra contra la puntería al mejor de tres sets y a un solo partido. El serbio llevaba 21 partidos sin perder y el mallorquín llega al final del “mejor año de su carrera”. Todo un espectáculo digno de los dos grandes rivales que se ponían frente a frente, los dos mejores tenistas del mundo.

Ningún tenista había puesto freno a los dos mejores tenistas del mundo, Roger Federer solo servía de sparring para un Nadal en pleno o estado de forma y Stanislas Wawrinka nunca había ganado a Djokovic, y por supuesto, la semifinal del Torneo de Maestros no iba a suponer la excepción. El recinto ya se había engalanado y la parafernalia lista, solo quedaba que los aspirantes dieran sus primeros golpes de muñeca. El serbio ya sabía lo que era ganar este torneo, mientras que el español todavía no ha probado el licor de su copa. Y así, borrachos de emoción, el partido comenzaba. Desde el primer momento, Nadal se sintió superado por su rival, se le veía incómodo, sin la chispa de su juego, de ese que llevaba enseñando durante todo el torneo. Pero es que el rival no es un cualquiera, el número dos del mundo, llegaba con su puntería recién afinada y las rayas de la pista parecían moverse a su antojo. Y no tardó Nadal en perder su saque, su rival no le estaba dando opción y no estaba sabiendo leer un partido que necesitaba de la mejor versión de Rafa. Pero los errores no forzados del mallorquín le estaban condenando y las dobles faltas en su saque terminaron por sentenciarlo. El serbio por su parte no tuvo más que dejarse ir y demostrar que estaba más concentrado y con menos presión que el de Manacor. Se le veía más relajado, disfrutando de su juego y del partido. Entonces el set se derribó por su propio peso y tuvo que caer sí o sí del lado del defensor del título, uno de los mejores Djokovic del año.
El segundo set fue más igualado, Nadal no podía dejar escapar más puntos si quería remontar un partido que se le estaba poniendo muy cuesta arriba. El juego del español seguía siendo demasiado rígido, con algún destello de buen hacer pero con muchos errores no forzados. Estaba poniéndole demasiado fácil las cosas a su contrincante cuando eso es tirar piedras contra su propio tejado. Más aún cuando conviertes a un gigante de dos metros en un gigante de cinco. Todo se pone aún más difícil. Pero cuando el partido más lo requería apareció el mejor Nadal de la noche, el que recordaba al grande, al verdadero Rafa. Así, llegados al cuatro a cuatro con las fuerzas más igualadas que en ningún otro momento del partido, el espectáculo creció en intensidad y magnitud. Pero los campeones son muy caprichosos y juegan con los tiempos y los momentos a su antojo y esta noche ya tenía dictada un campeón. En los momentos más certeros y precisos Djokovic supo sacar sus mejores golpes y tumbar a un rival que no quería verse derribado y se levantaba una y otra vez. Llegaron los mejores momentos del español demasiado tarde y solo sirvieron para dar un poco más de emoción a un partido que con un ace y con un error forzado de su rival, Djokovic sentenciaba sin aparente esfuerzo. Nadal no pudo con el número dos del mundo en su noche, en una noche en la que volvió el imparable ‘Nole’, ese adversario al que solo se puede ganar si se juntan la inspiración, la suerte y dar de sí el cuerpo hasta el 110%. Quizás si Nadal hubiese despertado antes hoy no podríamos decir que Novak Djokovic revalida su título y se convierte por tercera vez en Maestro del tenis, aunque el primer escalón del ranking de la ATP acabará el año llevando la marca España.

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