El Sevilla se despide como los grandes

Por Luis Prieto2 min

No fue el día, quizás no era ni la eliminatoria, pero el Sevilla lo peleó hasta el final. El conjunto andaluz llegaba al Allianz Arena dispuesto a cerrar unos de los cuartos de final más locos que se recuerdan, pero les faltó lo que llevan echando de menos toda la temporada: un delantero que las meta de todos los colores. No fue superior al Bayern pero tampoco se dejó pisotear ni impresionar por los alemanes. Ante bestias de la talla de Lewandowski, Müller, James, Ribéry y Robben el Sevilla planteó un partido de control, consciente de que jugar de tú a tú era un suicidio y que las opciones de llegar a semifinales pasaban por dormir el balón ante un equipo que, gracias a las huellas de Guardiola y la dirección de Heynckes, se gusta con la pelota.

El poderío ofensivo del Bayern permitió que el centro del campo fuera del Sevilla, con un Banega muy cómodo y acertado con el pase. Cuando el partido se volvía físico y la bola corría de área a área Nzonzi no daba abasto, y el Sevilla sufría mucho sin balón. Ambos equipos tuvieron ocasiones, pero los visitantes desaprovecharon el punto débil del Bayern, la portería. Con Neuer fuera de combate, el cerrojo alemán lo ponía Ullreich, no tan fiable como los Kahn, Maier o Pfaff a los que están acostumbrados en tierra alemana. La ocasión más clara para el Sevilla fue un cabezazo al larguero de Correa, quien acabaría expulsado por propinar una patada a Javi Martínez.

El Bayern también rondó la portería rival, pero Soria en un par de ocasiones y la mala puntería de los delanteros permitieron que el Sevilla se marchase de la Champions creyendo hasta el final, como los grandes. Faltó picardía, experiencia y puntería, pero probablemente sea el equipo que menos mereció caer en cuartos de final. Los tres goles de la eliminatoria los marcaron jugadores sevillistas, una señal inequívoca de que, con un poco más de fortuna, otro gallo hubiera caído.