El Sporting paga caros los errores

Por Juan Miguel Madoz2 min

El equipo vasco se adelantó en la primera parte y la reacción de los rojiblancos en la segunda mitad no fue suficiente para reinvertir el resultado del marcador. Una decisión arbitral muy rigurosa y dos fallos en defensa de los de casa dejó al Sporting sumido en la más dura derrota.

El comienzo del partido parecía que solo tenía un color, los rojiblancos salieron con el equipo muy arriba y presionó desde el minuto 1 al conjunto vasco hasta encerrarle en su propio campo. Pero cosas del fútbol, apreció el árbitro para estropear el partido tras señalar un penalti después de que Armero se tropezase con Lillo, el colegiado debió ver intencionalidad y levantó el brazo como un resorte. El encargado de materializar desde los 11 metros fue Adrián que no perdonó. Con el paso de los minutos el conjunto local no perdió la cara pese al marcador. Fruto de esa actitud y de la fortuna logró el empate el conjunto gijonense, que tras un mal rechace del portero Riesgo apareció Carmona que no perdonó. El balear disparó a puerta vacía y levantó el ánimo de un equipo que se fue apagando con el pasos de los minutos. A partir de ese momento y con el marcador igualado se vio al mejor Éibar. El equipo vasco peleaba todas las pelotas y se llevó todas las disputas a lo largo de todo el terreno de juego, comenzaron a realizar precisas transiciones aprovechando el desorden y los huecos que dejaba el equipo local. En ese momento el Sporting continuaba su propia lucha, intentaba realizar más de dos pases, pero el equipo denotaba esa mal sintonía que le lleva desde el comienzo de temporada por la calle de la amargura. Una vez más volvió aparecer Adrián, en primer lugar tras un remate de cabeza que se estrelló contra el poste , la segunda tendría más fortuna , lograría batir al guardameta del Sporting que no lograba agarrar ni desviar, lo que acabó con el balón en los pies de Pedro León que solo tuvo que empujarla. El tercero llegó de otro error de la zaga local, una vez más disparó Adrián y Cuellar volvía a errar la parada, esta vez el balón fue a parar los pies de Luna que disparó dejando el partido prácticamente cerrado con todavía una hora por delante.

Tras el descanso el conjunto de casa salió con la intención de pelear los siguientes 45 minutos de partido. Pero el partido se convirtió en un a frustración de los de casa, que veían como pese a las ganas y los esfuerzos el equipo no estaba bien y no conseguía el gol. Aparecían muchas ideas pero la ejecución era siempre la menos correcta. El empuje comenzó a generar ilusión y esperanza, más aún cuando en el minuto 57 hacía diana el Sporting tras un tanto de carambola después del disparo de Nacho Cases que se debió tras impactar en Lillo que se encontraba en el suelo tras una acción con el rival. Con el segundo gol y a tan solo uno para el empate la afición sportinguista aumentó su esperanza, pero el equipo desprende una sensación de quiero y no puedo que acabó torpedeando el resultado y el final del partido.