Retrasando el alirón

Por Andreu Romero2 min

La Real fue incapaz de ganar a un rival que jugó con un jugador menos durante casi toda la segunda parte, y desaprovechó una buena oportunidad para dejar encarrilada la Liga. Una rigurosa expulsión de Fabián Ayala marcó un encuentro que dominaron los donostiarras, debido al estudiado repliegue de los de Valencia. Rafa Benítez dispuso un equipo muy defensivo, debido a las bajas de Angulo y Pellegrino, pero dispuesto a lanzarse a la contra; al menos, así obró cuando contó con todos sus efectivos. El partido discurrió según lo previsto, en especial durante la primera parte. Los donostiarras dispusieron del esférico todo lo que quisieron, ya que el Valencia basó su juego en los pelotazo hacia John Carew, toda vez que Pablo Aimar se cansó de conducir el balón en solitario. Pero esta superioridad blanquiazul en la posesión no se tradujo en un dominio apabullante, probablemente debido a la precipitación de los jugadores ante el empuje de una afición entregada. Sin embargo, la ordenada defensa ché no pudo evitar que las internadas en banda, y en especial, cada jugada de balón parado, pusiese en aprietos a Cañizares. Hasta que en un córner Xabi Alonso, libre de marca, adelantó a los de San Sebastián. El delirio duró poco en Anoeta porque el Valencia reaccionó rápido. y en la siguiente jugada, una falta ensayada, Vicente habilitó al lateral Reveillère para empatar. Si el gol de la Real pareció definitivo, la igualada subió la moral valenciana. Los planes transcurrieron según quería Benítez: los suyos trabaron el encuentro con excesivas faltas, embotellaron el juego rival en el medio del campo y no dejaron ni un metro a la dupla formada por Nihat y Kovacevic. Hasta que Ayala fue expulsado: en ese instante el decorado cambió, y el partido se convirtió en un monólogo de los de Reynald Denoueix en torno al marco rival. Un ataque constante de más de media hora que resultó infructuoso, pues el Valencia dispuso un muro infranqueable de ocho defensas. El partido acabó siendo un frontón de pelota vasca que retrasó el canto del alirón txuri-urdin.