CINE

El último adiós a Andrzej Wajda

10-10-2016
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El mundo del cine llora la muerte del maestro Andrzej Wajda, uno de los pocos directores polacos con un dilatado reconocimiento mundial. El realizador falleció a causa de una insuficiencia respiratoria a los noventa años. Décadas y décadas de constante trabajo que han culminado con su próxima y última producción: After Image, la representante polaca en los Oscar. Hasta siempre, Wajda.


Como cineasta estuvo cuatro veces nominado al Oscar en la categoría de película de habla no inglesa por inolvidables títulos como: La tierra de la gran promesa (1975) , Las señoritas de Wilko (1979), El hombre de hierro (1981) y Katyn (2007). Aunque nunca logró el ansiado galardón, en el año 2000 Hollywood le entregó el Oscar honorífico por su extensa carrera. Entre sus otros premios importantes destaca la Palma de Oro que obtuvo en Cannes por El hombre de hierro.

Volviendo a donde todo comenzó, Wajda nació allá por el año 1926 y tras salir ileso de la II Guerra Mundial se decantó por el mundo artístico. Alumno ejemplar en la Escuela de Cine de Lodz, tenía muy claro a lo que se quería dedicar. Su cine se caracteriza por tratar temas políticos, los cuales afrontaba sin pelos en la lengua posicionándose en el lugar que él consideraba correcto.

Su gran obra comenzó con la trilogía Generación (1955), Kanal (1957) y Cenizas y diamantes en la que denunciaba la pasividad de su pueblo en el levantamiento de Varsovia contra los enemigos alemanes. A estas producciones le han seguido un largo número entre las que destacan La boda (1973), adaptación de la obra teatral de Stanislaw Wyspianski, o Pan Tadeusz (1999), que surge a partir del poema patriótico de Adam Mickiewicz. Pero su incursión en la adaptación de textos no termina aquí, pues El bosque de los abedules (1970) y Las señoritas de Wilko provienen del escritor Jaroslaw Iwaszkiewicz.

Durante los siguientes años sus producciones adquieren un mayor reconocimiento y presenta al mundo obras como El hombre de mármol (1977), una crítica sobre el comunismo y Stalin; La tierra de la gran promesa, cuyo éxito le proporcionó los medios para rodar su anhelada obra y secuela El hombre de hierro, que contaba los sucesos de los astilleros de Gdansk.

Uno de sus admiradores, nada menos que el mismísimo Steven Spielberg, tomó nota de Korczak (1990), largometraje que cuenta la historia de un profesor judío que se ocupa de los niños huérfanos en el guetto de Varsovia, para rodar una de sus obras maestras: La lista de Schindler (1993).

A estas alturas de la película, Wajda dejaba claro que no era el típico artista. Sus filmes transmitían ideas y tenían un estilo diferente pulido a lo largo de los años.  No solo tenía intereses cinéfilos, pues también fue director de importantes teatros como el Stary de Cracovia y el Powszechny de Varsovia. Su figura perdurará a lo largo de los años como uno de los impulsores del arte en Polonia.

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