YO, TONYA (Craig Gillespie, XXII)

El otro lado de la vida de Tonya Harding

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Yo, Tonya

Director: Craig Gillespie

Actores: Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Bobby Cannavale, Caitlin Carv

Género: Drama

Duración: 121 min.

País: Estados Unidos

Año: XXII

Este biopic presenta la otra cara de la historia de la patinadora. Muestra una Tonya Harding no conocedora del “incidente”. Una Tonya Harding más humana de lo que se dio a conocer cuando el juicio comenzó. “Querían a alguien a quien odiar”, dice en un momento del largometraje.

Es una película honesta que pasa muy por encima el tema del maltrato, sin darle la importancia que debería darle, sobre todo porque estas situaciones forman parte de la personalidad y el carácter de la protagonista. 

También destaca por las interpretaciones de sus protagonistas, sobre todo por la actuación de Margot Robbie y las escenas donde se rompe y recompone. Son tan espectaculares e intensos estos planos, que provocan escalofríos. Robbie está nominada a mejor actriz en los Oscar. Allison Janney, como su madre en la ficción, hace un papelón y por ello también está nominada a mejor actriz de reparto. 

Por otro lado, lo que más brilla del film son los momentos en la pista de hielo por la belleza de las imágenes, que es donde más sobresale la pasión que tenía Tanya por patinar, no solo por ser lo único que conocía, sino porque ahí, en la pista, era ella misma (o al menos en el inicio de sus competiciones).

Las conversaciones entre madre e hija son dignas de seguir. Tan potentes como son, hace que se empatice mucho más con Tonya y su historia. El discurso final resume absolutamente todo el film, un discurso entre lágrimas, real, hablando de cómo trata Estados Unidos a sus estrellas: un día los adoran y al siguiente los odian.

Buena banda sonora, casi imperceptible, que da más tensión a las escenas profundas.
Descrita como una película estadounidense de drama y comedia, hay que puntualizar que de comedia no tiene mucho. Más bien sería un humor negro que, en casi todas las veces, en vez de provocar una risa, dan ganas de llorar.

Inspirada en la vida de la patinadora olímpica Tonya harding, que hizo historia en los Estados Unidos, su director Craig Gillespie presenta la película basada en las entrevistas a Tonya y a las personas más cercanas. “¿No debería importar lo que yo hago y no cómo me visto?”, pregunta Tonya en una de las escenas donde se enfrenta a los jueces de la competición. 

Tonya no es lo que su país quiere que represente. Es, posiblemente, la mejor patinadora sobre hielo, pero es intensa, con carácter y no sigue las normas. Sin sentido de la moda, y no lo suficientemente femenina para este deporte.

Desde el primer momento se avisa al espectador del tipo de película a la que se va a enfrentar: “Basada en entrevistas desprovistas de ironía, completamente contradictorias y absolutamente ciertas realizadas a Tonya Harding y Jeff Gillooly”. Capta la atención de todos y los mantiene mirando la pantalla hasta la escena final, donde Gillespie plasma la insistencia de Tonya, y su capacidad para seguir adelante sin rendirse, a pesar de que se lo quitaron todo.

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