EN REALIDAD, NUNCA ESTUVISTE AQUí (Lynne Ramsey, XXII)

Una sobredosis de cine independiente

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En realidad, nunca estuviste aquí

Director: Lynne Ramsey

Actores: Joaquin Phoenix, Ekaterina Samsonov, Alessandro Nivola, Alex Manette.

Género: Thriller

Duración: 85 min

País: Reino Unido

Año: XXII

Lenta. Muy lenta. La película empieza igual que termina, sin ritmo, ni acción, no existe una buena música que agilice la trama, como tampoco hay un buen guion que cautive al espectador y le haga no querer apartar la vista de la pantalla. 

Era mucho pedir de una novela corta. La directora Lynne Ramsey y el escritor Jonathan Ames son responsables de una obra sin alma, que no llega a la hora y media, pero pesa como si rozase las tres horas.

Las productoras independientes, por el mero hecho de ser diferentes, creen tener licencia para grabar cualquier cosa. No obstante, aunque de este género hayan surgido auténticas maravillas cinematográficas, algunas piezas acaban resultando tediosas, como es el caso de En realidad, nunca estuviste aquí.

El personaje de Joaquin Phoenix es el prototipo perfecto de Norman Bates, el personaje que Alfred Hitchcock ideó para Psicósis y que años más tarde sigue causando pesadillas a una generación que conoció el verdadero cine de terror. 

Un hombre adulto, desprovisto de cordura que vive con su madre. Este prefiere el martillo al cuchillo, salva a niñas víctimas del tráfico sexual, tiene tendencias suicidas y una extraña adhesión al peligro. Joe (Joaquin Phoenix), a diferencia de Bates, tiene excusa para estar trillado. Exmarine y antiguo veterano de guerra, tuvo una infancia complicada y una vida aún más intrincada que se ve dibujada a través de pequeños flashbacks a lo largo delmetraje.

Un intento de rescate de la trama de Taxi Driver de Scorsese que se quedó en intento. Joe pretende salvar a una pequeña prostituta que sabe cuidarse sola, Nina (Ekaterina Samsonov). Lo que empieza como un encargo más, se vuelve una cuestión personal cuando su jefe se suicida en extrañas circunstancias. La pequeña femme fatale es todo lo dulce que no fue Jodie Foster en Taxi Driver y junto a Phoenix se encarga de llevar todo el peso del argumento a la espalda.

Joaquin Phoenix vuelve a enfrentarse a un personaje difícil, cambia de registro y lo hace de forma apasionante. Es ya un rasgo característico del actor que apueste por producciones independientes, Her y Puro Vicio le salieron bien, aunque esta vez su brillante interpretación no ha valido para salvar el filme. La película que fue aclamada en el Festival de Cannes, bajo los premios a Mejor Guion y Mejor Actor, solo cumple con la segunda categoría. Se trata de una sobredosis de cine independiente, que no creo vaya a gustar al público, ni mucho menos entre en los Óscar como candidata.

Una buena idea hecha trizas por el abuso de planos largos y diálogos insustanciales.

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