Actores: Yvann Attal, Bérénice Bejo, Jean-Francois Stévenin, Antoine Basler, Jacques Spi
Género: Thriller
Duración: 108 minutos
País: Francia
Año: XXII
La película The Last Diamond llega a España a tan sólo tres euros eludiendo las salas de cine gracias al impulso de la plataforma Video On Demand y a los accesos multimedia ofrecidos por CineOnline. El film galo pretende recoger la tradición de las películas clásicas de atracos rodadas durante los años 50 y 60, y ciertamente lo consigue hasta cierto punto. Este thriller sabe combinar escenas vistas hasta la saciedad y utilizar personajes estereotipados sin causar estridencia, y, lo que es más importante, respetando los giros y las sorpresas del género.
Un profesional del robo sale de la cárcel para volver a meterse en asuntos ilegales y arriesgados marcándose como nuevo objetivo una piedra preciosa de gran valor llamada el Florentino. Los sentimientos se interpondrán en el meticuloso plan al conocer a la víctima de la estafa, una joven afectada por la muerte de su madre que necesita alguien en quien confiar. Barbier sabe jugar bastante bien con esa tensión creada a partir del concepto de lealtad, porque en una película repleta de ladrones, mentiras y traiciones ¿Con quién se puede contar?
El elemento romántico lo añade Bérénice Bejo (The Artist), la ingenua dama en apuros que cambiará la forma de pensar y de actuar del delincuente. El estafador interpretado por Attal (La intérprete) terminará por enamorarse de la víctima cambiando de bando en busca de venganza y redención. Quizá uno de los aspectos más interesantes del film sea esta transformación del villano protagonista, que si bien no resulta original, sí es llevada con naturalidad.
La acción de The Last Diamond aumenta progresivamente a medida que la cinta va avanzando, logrando cierto clímax. El tiempo de la película está bien medido, su hora y media proporciona el ritmo deseado sin llegar a aburrir o a extenuar al espectador, y sin invertir demasiados minutos en las escenas de filtreo, medida que desde luego es de agradecer siendo una película francesa.
Sin llegar a hacer sombra al cine negro del que rinde homenaje, el director y guionista Eric Barbier consigue un producto entretenido y coherente que hace uso de todos los trucos característicos del cine de robos y atracos. El largometraje cuenta además con una atractiva elegancia de la que prescinden la mayoría de títulos americanos, más obsesionados con las explosiones, las persecuciones y los tiroteos.
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