Actores: Sylvester Stallone, Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Antonio Banderas...
Género: Acción
Duración: 123 minutos
País: EEUU
Año: XXII
Silvester Stallone decide juega con el humor y la ironía en muchos momentos de la historia. El tema principal es que fuera de las pantallas de cine, muchos espectadores opinan desde hace ya unos años que, algunos miembros del reparto de esta saga están ya muy mayores y deberían dejar paso a actores más jóvenes.
Silvester Stallone se encarga de demostrarle a estas personas que sin los de siempre, nunca será lo mismo. Stallone. Statham, Ford, Swacheneger, Li, Lundgren y compañía, se han consagrado ya como las estrellas del cine de acción y ya son historia, mitos del cine. No están dispuestos a que se les diga que no pueden ya hacer lo que llevan haciendo toda su vida y quieren demostrarlo.
Para conseguirlo, el reparto se ha llenado de nuevos miembros. ¿Su misión?, modernizar las mentes de la auténtica panda de mercenarios. Un hacker, una camarera dura, un cachas adicto a las peleas y las motos… son las caras bonitas que entran a matar bastante decididos y sin saber realmente por qué.
Por otro lado se encuentra un orgulloso Antonio Banderas, demasiado envejecido como para ser aceptado por Stallone, que intenta buscar un nuevo equipo para enfrentarse a un viejo enemigo que creían muerto y el cual es interpretado por Mel Gibson y su “corazón bravo”.
Banderas que habla y habla sin decir nada, pero se ha ganado al público español, eso sin duda. Habrá que esperar a ver si nuestro gato con botas provoca las mismas reacciones en el público extranjero. Mi opinión al respecto es que su personaje ha dejado a los españoles bien ensalzados. Solo él lograría remarcar la gran personalidad de los andaluces bajo la piel de un mercenario que no sabe hacer otra cosa que matar y busca ganarse la vida con ello.
En cuanto al desarrollo argumental y el guión, la estructura siempre es igual. Comenzamos con una rápida presentación consistente. 100% acción y adrenalina, que ya sabemos que va a salir bien. En dicha escena cada uno de los protagonistas muestra sus más habilidosas dotes, de nuevo, como en las dos películas anteriores.
Aquí no se engaña a nadie. El equipo da lo que tiene, acción, armas, peleas, músculos, chulería, etc todo ello entre risas. Tanto en la vida real, como en la ficción, Wesley Snipes es liberado por Silvester y su equipo. Fuera de la pantalla, nos referimos a que la crítica hollywoodiense no pensaba que Snipes se recuperase artísticamente después de su estancia en prisión. Los mercenarios se han encargado de demostrar que no es así. Los chistes acerca de su encarcelamiento brillan por si solos.
La anexión de tanta nueva cara bonita ha resultado perjudicar, más que favorecer. El resultado es demasiado personal, lo que en resumen, deja muy poco tiempo a cada uno para lucirse. Para lo poco que tienen que aportar los jóvenes, mejor hubiera sido dejarse de tonterías y aprovechar a los imprescindibles.
Stallone responde bien cuando se le toca las narices, Snipes y su rivalidad con Statham y los cuchillos, Ford, que aparece un poco tocado de salud y movilidad pero que merece la pena, aunque solo sea por el presupuesto de la película. Arnold como siempre apareciendo solo en los momentos en los que se le necesita con urgencia y sin tener que dar mucho de sus músculos y sus 67 años. Mel Gibson no consigue ni acercarse a la gran altura a la que se colocó Van Damme en la entrega anterior.