La batalla del año es el nombre que reciben los “Juegos Olímpicos” del brake-dance, se trata de una competición que se celebra en Francia anualmente y reúne a los mejores bailarines de todos los países enfrentándolos en una serie de torneos donde, como en todo, gana el mejor. Estados Unidos lleva sin erigirse como campeón quince años, los más prometedores son los coreanos, que arrasarán si no se lo impiden.
En la película del director Benson Lee, basada en este campeonato real, el magnate de “Los Ángeles Hip-hop” pretende encumbrar a América hasta convertirles en los ganadores que un día fueron, para ello le pide a su amigo Blake, entrenador de baloncesto, que ayude a prepararse a su equipo para la ocasión. Un grupo nutrido por los jóvenes más talentosos y desenvueltos del país, aunque no siempre con la mejor actitud. Meterles en vereda no será tarea fácil y menos para alguien que no se dedica al baile profesionalmente…
La batalla del año es una contradicción en sí misma en cuanto a calidad. El argumento no tiene prácticamente nada de novedoso. No hace falta buscar demasiado para encontrar numerosas películas de temática similar, concursos de bailes, rivalidades entre bandas, hay donde elegir. Dirty dancing sentó precedente, si bien se desmarcó algo de esta temática con su trasfondo eminentemente romántico, pero más tarde siguieron el ejemplo cintas más puramente musicales, High school musical o incluso la serie Un paso adelante, son ejemplos muy válidos.
Los actores tampoco pueden considerarse grandes promesas del séptimo arte, de hecho, no resultan demasiado conocidos y si bien sus interpretaciones son correctas, no pasan de ahí. El guion lleva un poco a lo de siempre, algún que otro buen chiste, chascarrillos aquí y allá, la moraleja más previsible con el compañerismo por bandera, amoríos facilones… Nada nuevo en ningún frente.
Sin embargo, el largometraje no se puede calificar como malo, precisamente esa familiaridad, esa sensación de haber visto personajes casi idénticos antes, ese saber más o menos lo que ocurrirá en escenas sucesivas, guarda cierto encanto sentimental. No deja de ser una americanada, de esas a las que los espectadores menos exigentes están ya acostumbrados, no obstante, el sentido comercial de la factoría no tiene por qué catalogarse como algo negativo, al fin y al cabo, es un negocio y hay algunas variables que nunca fallan para cosechar ´éxito masivo. Este ejemplar reúne la mayoría de ellas, al fin y al cabo la intención no es mala y se resuelve de modo que al final se hace agradable su visionado.
La mayoría de gente que acude a las salas de cine lo hace buscando pasar un rato entretenido, con esta película este objetivo se cumple con creces. Puede decirse que es una producción fabricada para “socializar” a los espectadores. La mayoría serán jóvenes que la verán acompañados de sus amigos o parejas pues la historia contada se presta al ambiente de pandillas y colegueo tratado, eso sí, de un modo algo más adulto de ese al que el público se ha acostumbrado. Está para lo que está y siempre que se sepa más o menos lo que se va a encontrar, no desmerece.
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