Actores: Stephane Audran, Jean Philipe Lafont, Gudmar Wivesson
Género: Comedia
Duración: 102 minutos
País: Dinamarca
Año: XXII
El ambiente social del S XIX estaba dominado por un fuerte puritanismo, un intenso temor de Dios y una gran concienciación hacia las causas religiosas. Prueba de ello son las dos hijas del Pastor de una iglesia independiente ubicada en cierto pueblecito de Dinamarca. Un lugar tan pintoresco como la familia que vive allí. Las hermanas han renunciado a sus amores y sueños por consideración hacía su patriarca, quien no podría pasar solo por la vida. Ya ancianas, las mujeres recuerdan sus vivencias y el origen de la relación con su sirvienta más fiel, Babette, una luchadora por la libertad escapada de un País ahogado bajo el yugo de la dictadura que empezó de cero trabajando para ellas y que les da la lección más valiosa sobre la auténtica felicidad que espera Dios de cada uno a base de un gran festín.
Esta película de época se estrenó por primera vez en 1987. A veces, el cine extranjero suele tildarse de extraño, extravagante, fuera de lo común o peculiar. El festín de Babette no es la excepción. Se nota que el público no está ante un filme estadounidense, francés o español, (que son las nacionalidades más comúnmente vistas aquí), el argumento se desarrolla más lentamente de lo normal, sigue un estilo detallado, costumbrista, contando anécdotas cotidianas como si fueran parte de una trama poco común. Haciendo de una comida, una ceremonia o una conversación grandes acontecimientos para los protagonistas. Consigue enmarcar perfectamente el estilo de vida campestre decimonónico, donde todo se ve como una gran noticia.
El espíritu de sacrificio vivido por las jóvenes de entonces es otro de los grandes logros del director, Gabriel Axel, director danés que da a entender de la forma más natural y simpática que muchas veces no es necesario interpretar las sagradas escrituras al pie de la letra, sino que lo que realmente quiere el Señor del hombre es que encuentre la dicha a su particular forma. Es claramente una chanza desenfadada contra la hipocresía de algunos devotos que pensaban que con ir a misa bastaba para alcanzar la gloria sin importarles después criticar a cualquier conocido. El mérito no está en dejar de disfrutar de los alimentos o los placeres carnales, sino en hacer el bien mientras se vive intensamente.
Un guión bastante ingenioso, unas interpretaciones creíbles al máximo, una producción acertadamente “rara” y una moraleja fundamental hicieron a este trabajo merecedor de, por un lado, el Oscar a la mejor película extranjera, otorgado el mismo año de su estreno y por otro, una nominación a mejor cinta de habla no inglesa en 1986.
Precisamente con motivo de su rotundo éxito hace más de 20 años. Babette vuelve a los cines, remasterizada y mejorada, pero conservando su brillo y peculiaridad originales. Quizá para establecer una comparación entre la moral de antaño y la presente, hacer reflexionar sobre los auténticos valores o simplemente abrir el apetito con las diferencias entre la cocina antigua y la moderna, que pese al paso de los años sigue produciendo platos deliciosos y enseñanzas aún mejores.