Nacional  La Semana que vivimos - Del 30 de oct. al 5 de nov. de 2000 - Número 180  

Los últimos atentados reavivan el
debate sobre las condenas a etarras


Beatriz de Lucas.- El magistrado del Tribunal Supremo José Francisco Querol Lombardero; su chofer, Armando Medina Sánchez; y su escolta, el policía nacional Jesús Escudero García perdieron la vida el pasado lunes en Madrid. Un coche bomba, accionado a distancia, estalló al paso del vehículo en el que habitualmente se desplazaban hasta el Tribunal. Eran las 9:10 de la mañana.

Un autobús de la Empresa Municipal de Transportes que efectuaba su recorrido habitual fue alcanzado por la bomba. Su conductor, Jesús Sánchez Martínez, es el herido, de los sesenta que hubo, más grave. Aún se debate entre la vida y la muerte. La ciudad entera se estremeció pero, en lugar de quedarse en casa lamiéndose las heridas, salió esa misma tarde, y al día siguiente también, para reclamar el derecho a una vida en paz, para decirle a ETA que ya está bien, para solidarizarse con el pueblo vasco que está siendo denigrado en nombre de unas ideas políticas sin sentido.
En esta ocasión, un representante del PNV, no su lehendakari, se trasladó a Madrid para tomar parte en los funerales por las tres víctimas mortales y en la manifestación de repulsa. El intercambio de reproches políticos no se hizo esperar, a pesar de que tanto PP y PSOE como los miembros de la judicatura afirmaban que nada podrá con el Estado de Derecho. El presidente del Gobierno, José María Aznar, fue especialmente duro en sus críticas hacia el PNV y EA, con quienes ve difícil llegar a un acuerdo ya que "deben sus cargos a pactos con ETA". Aznar puso como ejemplo de la ambigüedad en la que se mueve el Ejecutivo de Ibarretxe el que el consejero vasco de Sanidad, Sabin Intxaurraga (EA), acudiera a una manifestación a favor de la desobediencia civil -celebrada en San Sebastián un día antes del atentado en Madrid- y fuera también el representante del Gobierno vasco en la concentración de repulsa ante la violencia.
La respuesta nacionalista fue inmediata. Desde el PNV se cree que el Ejecutivo central está intentando desprestigiarles para conseguir votos con vistas a unas posibles elecciones anticipadas en el País Vasco, acusándoles, además, de deshacer las filas de los demócratas. Mientras Madrid reaccionaba, el antiguo número uno de ETA, Francisco Mugika Garmendia, alias Pakito, era condenado a treinta años de cárcel por ordenar el asesinato, en 1989, de la fiscal de la Audiencia Nacional, Carmen Tagle, a quien el antiguo jefe de ETA había señalado por personarse con posiciones muy duras en casi todos los juicios de terroristas.
La sentencia, que en otras circunstancias habría ocupado la primera página de todos los diarios, pasó a un segundo plano, aunque precisamente fuera Pakito el que, doce días antes, había amenazado a los jueces y fiscales de la sala donde se le juzgaba: "Para nosotros todos sois Tagle", dijo. Para ETA, todo aquel que circulaba el lunes por la confluencia de la avenida de Badajoz y la calle Torrelaguna era Tagle.
[5-11-2000]


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